Cultura

Fernando Sánchez Dragó: "Soy un escritor japonés"

El polémico y mediático escritor dedica a su gato ‘Soseki, inmortal y tigre’, su última novela.

el 02 dic 2009 / 21:29 h.

Soseki, inmortal y tigre (Planeta) es el título de la nueva obra de Fernando Sánchez Dragó, un homenaje al gato que apareció de improviso en su vida, en su residencia de Castilfrío de la Sierra (Soria), curó la alergia a los gatos de su mujer y le acompañó hasta que un desgraciado accidente acabó con la vida del animal y sumió al escritor en una profunda depresión.

"Según Platón, todos los seres venimos al mundo con la posibilidad de construir un alma, conocerse a sí mismos y ser leales a esa misión. Soseki se dio cuenta de que ha nacido para algo, busca su nombre y sabe que en él está su destino", explica el escritor, que afirma que éste "no es un libro guerrero, aunque el gato lo sea. Es una novela tierna, emotiva, cargada de valores morales y ética universal, en la que por una vez no voy a herir a nadie", asegura.

La muerte de Soseki dejó a Sánchez Dragó (Madrid, 1936) completamente abatido. "Nunca había sentido tanto dolor en mi vida, ni siquiera cuando murió mi madre, pues cuando un familiar sufre sientes hasta alivio cuando descansa en paz. Con el gato, en cambio, pasé días llorando a lágrima viva, e incluso en alguna presentación reciente no he podido evitar echarme a llorar en público. Pero este libro, en cierto modo, ha cauterizado la herida. He hecho con él lo que el griego Píndaro hacía con los héroes de las Olimpiadas", dice.

Fue a raíz de una columna en El Mundo a modo de despedida, cuando el escritor recibió una avalancha de cartas de lectores que querían saber más de aquel gato mágico. Sánchez Dragó se vio obligado a interrumpir la escritura de sus memorias y abordó este homenaje al gato empezando por una conversación con su nieta Catherina, a la que también dedica la obra. "En la presentación, Luis Eduardo Aute dijo con razón que este no es un libro de Sánchez ni de Dragó, sino de Fernando; de la persona, no del personaje, porque todo lo que ha sido mi vida está aquí", agrega el novelista.

Sánchez Dragó guiña también de paso a Natsume Soseki, el gran escritor japonés que aparece en los billetes de 1.000 yenes y que, por cierto, tampoco se llamaba Soseki. "Esa palabra viene del chino y significa algo así como hombre raro, y Soseki la adoptó como querría adoptarla yo, pues nunca me he sentido otra cosa. Aquel autor encontró un gato negro, que en Japón trae suerte. Y vaya si se la trajo: se inspiró en él para escribir una obra que le hizo rico, y a la muerte del gato erigió en su honor una pagoda de cinco pisos. Yo, en honor del gato Soseki, quiero crear un centro de acogida de gatos que será mi pagoda", comenta Sánchez Dragó, quien lamenta la escasa tradición que hay en España en cuanto a libros dedicados a animales, más allá de Juan Ramón Jiménez, Gala, Antonio Burgos y pocos más, en comparación con otras literaturas.

Por otro lado, el escritor luce una camiseta con la leyenda No soy Dragó y lamenta las molestias de la popularidad, sobre todo porque "en cuanto te das a conocer por algo, la gente de inmediato te adjudica máscaras. En España todo el mundo me conoce, y no lo comprendo, porque aunque haya hecho televisión no soy Julio Iglesias. Me desespera incluso encontrarme con españoles en el Kilimanjaro o en Benarés, hasta el punto que camino 10.000 pasos al día, pero en casa. Me siento querido, pero de pronto me entero de que el personaje, no la persona, tiene enemigos".

Sánchez Dragó dice no estar peleado con España "porque tal cosa no existe, está destruida, no queda piedra sobre piedra: lo que tenemos hoy es Vandalia", asevera. Y aunque proclama que su única patria son sus zapatos, también tiene fuertes filiaciones. "Yo soy un escritor japonés, y del siglo VI antes de Cristo: después de esa fecha, todo ha sido decadencia. Lao-tsé, Buda, Zoroastro, Pitágoras, todos los valores que hoy siguen vigentes fueron formulados entonces", apostilla el escritor.

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