Los trabajadores de la planta zaragozana de General Motors contienen el aliento a la espera de recibir nuevas noticias desde Alemania. No es por un partido de fútbol, sino por el plan de absorción de Opel que Fiat presentó ayer al Gobierno germano.
El consorcio italiano aspira a dar a luz al primer fabricante europeo de automóviles (y el segundo del mundo). Este gigante de la automoción pasa por la fusión con las filiales europeas de General Motors, como Opel, y por su participación en la estadounidense Chrysler.
La compañía resultante generaría unas ventas de vehículos de entre seis y siete millones de unidades al año y facturaría anualmente cerca de 80.000 millones de euros.
De este modo, el ministro alemán de Economía, Karl Theodor zu Guttenberg, escuchó ayer la "oferta interesante" de compra de Opel presentada por el consejero delegado de Fiat, Sergio Marchionne, pero evitó pronunciarse hasta conocer los planes de otros competidores interesados, como el austríaco-canadiense Magna, cuyas líneas generales ya se presentaron a finales de abril.
Entre las posibilidades también figura -no en último lugar- "que General Motors Europa se descomponga y se venda por partes", añadió el ministro.
De entrada, Guttenberg no cerró la puerta a Fiat, como hubieran deseado los sindicatos que prefieren la oferta de Magna, porque la consideran "menos peligrosa para la plantilla".
En este sentido, Marchionne no ocultó que su modelo ve "necesidades de consolidación", lo que podría traducirse en reducción de número de empleados.
"El plan no incluye un cierre amplio de plantas, pero sí de alguna fábrica puntual en Europa", dijo Guttenberg en respuesta a la pregunta de si el consejero delegado había hablado de la posibilidad de cerrar la fábrica de General Motors en Zaragoza.
Sin embargo, en lo referente a Alemania, señaló que Marchionne le aseguró que mantendría todas las plantas y que sólo peligra la de Kaiserslautern.
Por su parte, Armin Schild, representante del sindicato IG-Metall en el consejo de vigilancia de Opel, se mostró escéptico sobre la compraventa porque Fiat tiene sus propios "problemas".
Por otro lado, Chrysler solicitó ayer al Tribunal de Bancarrota de Estados Unidos que lleve a cabo de forma "rápida" la venta de su capital a Fiat, para no estar en suspensión de pagos más de 30 días.
Chrysler, que se acogió el pasado jueves a la Ley de Quiebras, solicitó al juez una vista antes del 21 de mayo para aprobar la venta de activos por 2.000 millones de dólares (1.540 millones de euros), para "allanar el camino" de la alianza con la firma italiana.
