Imagen de hemeroteca del bautizo en Triana.
Esta semana les damos a conocer parte de un documento de hemeroteca, el relato de un bautizo en la Triana de abril de 1841, que se celebró en la casa del gitano Juan Rodríguez El Gallego y al la que fueron invitados el Pae Geriundo y Tirabeque, autores del relato. Es de gran importancia este texto porque en él se nos habla de La Niestra (¿Nitra?), seguramente hermana del legendario Tomás Vargas El Nitri, y de Juana Vargas, dos bailaoras hasta ahora desconocidas y a las que Geriundo llama "vírgenes flamencas". Por otra parte, es interesante comprobar que, salvo en las bodas, los gitanos trianeros no ponían problemas para que participaran los payos en sus fiestas, a pesar de testimonios como el de Fernando el de Triana. Cita también Geriundo a un tal Canelo, quien seguramente era de los famosos Canela de Triana, que no eran gitanos y que en aquella época eran muy temidos en el arrabal por ser bastante echados para adelante. Disfruten del texto:
"La noche siguiente nos fuimos Tirabeque, y mi reverenda persona á un bautizo de jitanos en Triana que es una de las funciones mas célebres entre ellos, para lo cual habíamos sido atenta y personalmente convidados por el gitano Juan Rodríguez (a) el Gallego, que era el jefe de la tribu bautizante, tuerto, azabachado, pero saleroso y hombre de buenas partida. La broma y el bailoteo era en un patio moruno, alumbrado por un velón de estilo egipcio colgado de la cornisa de un poste y un farol neófito suspendido de una cuerda. Pusiéronnos unas sillas, y no bien nos habíamos sentado cuando ya nos amenazaron con la taza de mostagán.
El baile principió al grito de "¡Viva Fra Geriundo!". Otros decían: "Viva el Pae Geriendo! Viva su incólito Tirabeque!". A los cuales se mezclaba de vez en cuando el de: "Viva el impresor mas florío de España!". Los instrumentos músicos eran un guitarrillo, que parecía guitarra de hacienda nacional, las palmas de las manos que tocaba a compás todo el coro de vírgenes flamencas y el canto de dos ó tres de las más acreditadas de filarmónicas.
El baile es gracioso y animado, muy gesticuloso y muy mímico, pero soberbiamente lascivo é incitador al desorden. Anárquica y bullanguera estuvo La Niestra, y sediciosa en demasía; pero la que se pronunció completamente por la total desorganización del cuerpo social fue la Juana Vargas: esta era la Tersicore de aquel Parnaso: desconyuntábase fieramente, y contoneábase de un modo energúmeno y argadillesco. Allí se hallaba también sentada en el suelo la madre del gitanillo bautizado, del inocente autor de la gresca. La noche anterior había alumbrado, y aquella noche ya estaba allí alumbrada ella. Esto se llama felicidad gitana. Con el mostagan y el peñascaró no sólo les bailaban los pinré sino también los dicañis de manera que se veían unas filas infernales, que parecían cielos de alegres. Con muchas instancias fue invitado á bailar Tirabeque: reconociéndose lego en la materia se resistió como un perro y aun eludió el compromiso á costa de un chulé. Amenizose la función con unas playeras que gorgoriteó el Canelo, primer antifonita de la tribu. "Agárrate bien Canelo, le decían, pa que oiga el Pae Geriendo lo que se canta en el mundo conosío."
El Constitucional, 6 de abril del año de 1841.