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¿Fin del bipartidismo?

el 05 may 2010 / 20:20 h.

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Nick Clegg, David Cameron y Gordon Brown en uno de los debates televisados.
Eran tres y no dos los candidatos que se vieron las caras en los debates electorales en Reino Unido. Tres caracteres, tres programas, tres alternativas. Parece algo de lo más común en el resto de Europa, pero el escenario en que ha transcurrido la campaña electoral británica podría establecer un antes y un después en la política de este país.

David Mathieson, experto en temas europeos e investigador asociado de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE), lo explica de esta manera:"En elecciones anteriores sólo había dos partidos grandes, pero con los debates electorales ha llegado Clegg, y con él los liberaldemócratas han tenido por primera vez una plataforma mediática y un atractivo candidato. Esto se refleja en los sondeos".

Según los datos que maneja este experto, en las citas electorales de los años 50, el 90% de los británicos votaba a tories o laboristas, mientras que ya en 2005, cuatro de cada diez votaban a otros partidos. "La sociedad ha cambiado, la forma de votar también", remata Mathieson.

Precisamente, la reforma de la ley electoral hacia un sistema más proporcional es la más firme propuesta del candidato liberaldemócrata. El británico es un sistema típicamente mayoritario. Los votantes de cada una de las 650 circunscripciones eligen cada cinco años a su diputado (dichas circunscripciones son uninominales). En la práctica, el sistema favorece el bipartidismo puro. En palabras de José Luis Barreiro, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela y ex vicepresidente de la Xunta, el sistema "castiga al tercero", hace prácticamente imposible su entrada en el sistema de poder.

De hecho, los liberales de Clegg se quejan de que, aun acaparando alrededor del 20% del total de los votos, su cuota de poder es insignificante. En esta ocasión, dice Barreiro, "se juega con que puedan darse dos circunstancias: que el liberal quede segundo, y no tercero, y que el primer partido no tenga mayoría absoluta". "Eso plantearía situaciones más parecidas a las que suelen darse en el continente para formar Gobierno", añade. Este experto admite que, en cualquier caso, la situación hace difícil el pronóstico porque Clegg podría obtener muchos votos y que no se traduzcan en escaños suficientes para ser bisagra del Gobierno. Preguntado sobre si la sociedad británica está preparada para un Ejecutivo en minoría o de coalición, el profesor gallego asegura que "lo tienen complicado para entenderlo, pero están más acostumbrados que nosotros a que los partidos no funcionen con tanta disciplina, especialmente en cuestiones graves". Es decir, en Reino Unido el diputado puede plantearse su voto con independencia de su partido, algo que es para Barreiro "más ético y democrático".

Televisión. Sobre la introducción en campaña de los debates televisados y su influencia en los votantes, Mathieson explica que "efectivamente han cambiado el formato y el contenido de las elecciones", si bien no son el factor determinante. "Cameron es un hombre atractivo, guapo y elocuente -alega- y sin embargo su popularidad ha bajado desde el principio de la campaña".

Sea por los debates o no, y según este experto, los registros de los ayuntamientos apuntan a que la participación será alta. Todo lo contrario de lo que se esperaba, ya que los últimos escándalos, que han instalado la corrupción en el Parlamento, hablan de unos ciudadanos hastiados de la política.


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