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Fiscalía pide confirmar la condena de 25 años al hombre que mató a su ex de 42 puñaladas

Solicita a la sala que se rechace el recurso de la defensa y se confirme la sentencia, que condenó también al acusado a indemnizar con 354.713,54 euros a los padres e hijos de la víctima.

el 26 sep 2012 / 12:41 h.

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La Fiscalía ha solicitado confirmar la condena de 25 años de  cárcel impuesta a un hombre por matar por celos a su expareja sentimental en mayo de 2010 en la localidad sevillana de Pruna tras asestarle un total de 42 puñaladas por todo el cuerpo, según han  informado a Europa Press fuentes del caso. 

La Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía  (TSJA) ha acogido este miércoles una vista, a la que no ha asistido el acusado, para debatir el recurso que la defensa presentó contra la  sentencia, que condenó a su cliente a 23 años de cárcel por un delito  de asesinato; a un año por un delito de allanamiento de morada, y a  otro año de prisión por un delito de hurto.

En la vista, el abogado del condenado ha argumentado que, en el  delito de asesinato, "se ha aplicado indebidamente" la agravante de ensañamiento, por lo que pide que, por este delito, se le rebaje la  pena "al mínimo posible", pues entiende además que concurren las  atenuantes de confesión y de enajenación mental. Además, ha rebatido  la condena por los delitos de allanamiento de morada y hurto.

De su lado, tanto el Ministerio Público como los abogados del  Estado y de la Junta y el letrado de la acusación particular, Antonio Valle, han solicitado a la sala que se rechace el recurso y, de este  modo, se confirme la sentencia emitida en su día por la Audiencia  Provincial de Sevilla, que condenó también al acusado a indemnizar  con 354.713,54 euros a los padres e hijos de la víctima.

En su declaración durante el juicio, el acusado dijo no acordarse  "absolutamente de nada" de lo ocurrido el día de los hechos, tan sólo que se escondió en el armario del dormitorio de la víctima hasta que  ésta llegó a la vivienda "porque quería hablar" con ella y pedirle  explicaciones sobre por qué no le cogía el teléfono, algo que había  hecho que se convirtiera en un "zombi". 

Aunque reiteró que "no me acuerdo absolutamente de nada; no fui  consciente del número de puñaladas", el imputado dijo que "no me  entra en la cabeza cómo he llegado a hacer lo que he hecho, y en  prisión lloro día y noche", porque la víctima "fue el único amor de  mi vida". "Yo no me planteé matarla en ningún momento", agregó,  negando asimismo que actuara movido por los celos.  

"Me arrepiento desde el primer día y me arrepentiré mientras mi  cuerpo me haga sombra", aseveró el acusado, quien también afirmó no  acordarse de que sustrajera las joyas propiedad de la fallecida y ha  remarcado que, tras cometer el crimen, se entregó ante la Guardia  Civil.  

Según relata la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press,  el acusado mantuvo durante unos meses una relación de pareja con la  víctima, llegando ambos a convivir en el domicilio de ésta en Pruna  desde diciembre de 2009 hasta su ruptura en febrero de 2010, ruptura  que el imputado "no aceptó de buen grado" y que le llevó a llamarla  de manera "frecuente y reiterada" y a seguirla en sus  desplazamientos.  

LA SENTENCIA. de este modo, y tal y como declaró probado el jurado, los hechos  tuvieron lugar el 31 de mayo de 2010, cuando el acusado entró por la  azotea en la vivienda de su expareja, que tenía tres hijos fruto de  relaciones anteriores y que en ese momento no se encontraba en el  interior del inmueble, "a sabiendas de que ella no le permitía entrar  en su casa". 

Sobre las 4,00 horas, el procesado, "con ánimo de acabar con la  vida de su expareja", le asestó un total de 42 puñaladas con un  cuchillo de 18 centímetros de hoja que le provocaron la muerte. Para  conseguir su propósito, el acusado "evitó cualquier posibilidad de  defensa" de la víctima, todo ello "al aprovechar para apuñalarla el  tremendo sobresalto que le produjo al salir del armario en que había  permanecido escondido".  

Por ello, la mujer, "que ya se había acostado o se disponía a  hacerlo y que carecía de cualquier arma o instrumento con que  protegerse u oponerse a su agresor, no tuvo ninguna oportunidad de  salvar su vida frente a un ataque tan súbito como inesperado",  mientras que el imputado "aumentó deliberada e inhumanamente el  sufrimiento de la víctima al apuñalarla reiteradamente en zonas no  vitales, a sabiendas de que ello solo serviría para causarles mayores  sufrimientos".

Pocas horas después de darle muerte, y antes de que el crimen se  conociera, el acusado se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de  Pruna y confesó haber matado a su expareja. El día de los hechos, el  procesado se apoderó de joyas por valor de 17.400 euros propiedad de  la víctima, que estaban guardadas en los cajones sin llave de la  mesilla de noche de su dormitorio.  

"El propósito mortal de la acción del acusado no ha sido objeto de  controversia, y en cualquier caso no puede ponerse en duda cuando se  trata de un apuñalamiento múltiple con un cuchillo de 18 centímetros  de hoja, frenéticamente reiterado hasta dejar a la víctima  literalmente exangüe", señala el fallo, que añade que el imputado "no  podía ignorar que, al infligir decenas de heridas no mortales a su  expareja, no hacía sino aumentar hasta extremos literalmente  intolerables el sufrimiento de la víctima y prolongar su dolorosa  agonía". 

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