Cajasol celebró el pasado miércoles, en el Teatro Villamarta, su Concierto Solidario de Navidad con un espectáculo algo largo y de una frialdad desconocida en Jerez. Primero, la Orquesta Joven de Andalucía intrerpretó una serie de villancicos populares, con dos voces estupendas, las de la soprano Ruth Rosique y el tenor José Luis Sola. Brillaron sobre manera cuando cantaron juntos Mañanitas de diciembre o Sembrar en Navidad, por ejemplo. Pero la mayoría del público que llenó el teatro iba buscando la zambomba jerezana, el compás, la gracia, el duende del toque de los Morao, del cante la Macanita, Esperanza Fernández, Carmen de la Jara, Fernando el de la Morena, Terremoto y Ángel Vargas; el arte natural del Pescaílla y Angelita Gómez, y el de otros tantos, conocidos o no, que se pusieron al servicio de Paco López para devolvernos a la infancia con una música que en Jerez es sinónimo de fiesta: la Navidad.
En La Natividad según los flamencos, donde todo es fiesta, alegría y desenfado, encontramos un factor negativo: a los flamencos de Jerez no hay que organizarlos tanto en un escenario, porque dejan de ser flamencos, ellos mismos, para convertirse en otra cosa. Por eso, lo mejor vino cuando todos los de la compañía se reunieron en torno a una gran mesa y cantaron, tocaron y bailaron sin la rigidez del guión y la puesta en escena. Entonces disfrutamos de un Fernando de la Morena hondísimo y un artista grande; de una Esperanza Fernández extraordinaria; de un Ángel Vargas de una gran tamplanza: de una Macanita desbordante; de un Terremoto profundo y de una Angelita Gómez fantástica.
Como suele ocurrir siempre, el espectáculo duró demasiado tiempo, unas tres horas. Pero mereció la pena, porque era para una causa entrañable.
