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Fomentan la adopción de galgos para evitar su tortura

La asociación El Buen Amigo lleva 18 años trabajando en Los Palacios y Villafranca para dar una mejor vida a los perros abandonados. Estos días emprende una campaña para que se adopten galgos, perros que terminan torturados y ahorcados cuando ya no cazan.

el 14 sep 2009 / 23:03 h.

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La asociación El Buen Amigo lleva 18 años trabajando en Los Palacios y Villafranca para dar una mejor vida a los perros abandonados. Estos días emprende una campaña para que se adopten galgos, perros que en muchas ocasiones terminan torturados y ahorcados cuando ya no sirven para la caza.

Tras haber logrado erradicar barbarismos en la Romería de San Isidro, donde las bestias eran apaleadas por puro gusto, esta asociación sin ánimo de lucro emprende ahora esta campaña para fomentar la adopción de estos animales.

No quieren cazadores. De hecho, a los pocos cazadores que buscan galgos en el refugio de la asociación ni siquiera se les abre la puerta. Les dicen, a voces, que no. Tienen mala fama, aunque la presidenta Cándida Muñoz Valera reconoce que "no todos son iguales". En cualquier caso, el futuro que imaginan para estos canes está en las viviendas, como cariñosas mascotas.

Es la costumbre, dicen, en Alemania y Holanda, dos países a los que envían cada año alrededor de 30 galgos con destino a familias que desean tener uno en el salón o en el jardín para jugar con ellos y cuidarlos. Una feliz estampa que contrasta con las de estos perros corriendo entre llamas o ahorcados mientras rozan sus patas por el suelo, para regocijo de sus dueños, que los utilizan mientras tienen plenas facultades y les hacen perrerías cuando ya no sirven para deshacerse de ellos sin coste alguno.

Hay incluso quienes les hacen beber lejía, los tiran a canales con una piedra atada al cuello o cosas peores. Según la Federación de Asociaciones de Protección Animal, 50.000 galgos son víctimas anualmente de estos atropellos en España.

En el refugio de El Buen Amigo, donde ahora cuidan de 192 perros, reciben o rescatan cada año unos 40 galgos, algunos de ellos en pésimas condiciones, como el que adoptó una de las voluntarias, Pilar Lopera. "El mío tenía una correa en el cuello que estuvo a punto de partirle la tráquea", dice. Para colmo, a muchos de los perros que reciben en el refugio se los encuentran heridos después de haber sido lanzados por sus dueños por encima de la tapia.

La asociación emprende pues una campaña para fomentar la adopción de los perros, especialmente los galgos. De momento, ya tienen un par de interesados en Zaragoza. Pero quieren que el ejemplo cunda también en su pueblo. Por eso, aprovecharán la campaña general de adopciones organizada junto al proyecto de la Concejalía de Sanidad para identificar a las mascotas, a las que se colocará un microchip gratuito tanto en el pueblo como en las pedanías de Maribáñez, El Trobal y Los Chapatales.

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