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Fotografiar para prevenir

Fotografiar la espalda desnuda de su pareja puede ser un modo divertido de controlar que esos lunares que la adornan sean sólo graciosas marcas y no el síntoma de un melanoma. El experto Ángel Pizarro aconseja hacer un control fotográfico periódico de los lunares para evitar el cáncer de piel. (Foto: EFE).

el 15 sep 2009 / 03:47 h.

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Fotografiar la espalda desnuda de su pareja puede ser un modo divertido de controlar que esos lunares que la adornan sean sólo graciosas marcas y no el síntoma de un melanoma. El experto Ángel Pizarro aconseja hacer un control fotográfico periódico de los lunares para evitar el cáncer de piel.

El melanoma es un cáncer especialmente fácil de tratar -se extirpa, sencillamente- cuando es diagnosticado precozmente. Si se hace tarde, cuando ha producido metástasis, cuando ha emigrado a otras partes del cuerpo, es una condena a muerte con poquísimos indultos. Lograr la detección temprana puede ser tan sencillo como observar un rato los lunares. Por eso el responsable de la Unidad de Lesiones Pigmentarias de La Paz y del Instituto Madrileño de Oncología, el doctor Ángel Pizarro, sugiere la técnica de la fotografía para prevenir.

Sobre los lunares basta con conocer la sencilla regla ABCD, que indica cuándo un lunar debe atenderse. La A, por asimétrico; la B, borde irregular; la C, porque su color sea llamativamente oscuro o también irregular; y la D, porque su diámetro supere seis milímetros. Si cumplen cualquiera de esas condiciones de una manera llamativa, hay que acudir a consulta. Lo más probable es que, aún así, no haya melanoma y que el médico de cabecera le tranquilice, o que lo haga el dermatólogo si aquel duda.

Limpiar lentejas. "La regla -advierte el doctor Pizarro- sirve sobre todo para quien tiene pocos lunares, la inmensa mayoría de la población, porque es fácil verlos". Y es que la búsqueda del melanoma se parece a la de limpiar lentejas.

Se trata de ver, entre ellas, esa piedra que, aunque parezca lenteja, no lo es. Al ABCD, según el dermatólogo, habría que añadirle la E, de evolución. "Si además de cumplir cualquiera de esas condiciones, el paciente cree que el lunar está cambiando, con mayor motivo debe ser evaluado". Estar atento no significa alarmarse. "La inmensa mayoría no va a tener una lesión así. Y el que sí, quizá salve la vida porque consulta seis meses, un año antes de que ese lunar empiece a picar o a sangrar.

"Quienes tengan 30, 20, 15 lunares, sin obsesionarse, pueden hacerse controles fotográficos que hoy, con las cámaras digitales, son fáciles. Mirar la imagen cada tres o cuatro meses y, si algún lunar ha cambiado o antes no estaba, acudir al dermatólogo". Un lunar nuevo es clara señal de alarma. Lo que para las personas con pocos lunares es sencillo no lo es para los que tienen muchos. "Con más de treinta o cuarenta, va a tener muy difícil controlarse. Puede acabar obsesionado, viendo cambios donde no los hay o no viéndolos donde sí, porque hasta para un experto es difícil". Para estos casos, es imprescindible el control médico periódico.

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