El culebrón sobre si España estará o no presente en la cumbre financiera de Washington del próximo día 15 parece tocar a su fin. Sólo lo parece porque mientras el presidente francés y de turno de la UE, Nicolás Sarkozy, le cedió el viernes uno de los dos asientos que le corresponden, el jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero, no quiso dar por cerrada su presencia y señaló que es al todavía presidente de EEUU, George W. Bush, a quien corresponde tomar la decisión final.
Sea como fuere, Sarkozy anunció el viernes que cederá a Zapatero, el asiento que le sobra a Francia como miembro del G-8, ya que tiene otra plaza reservada como presidente de turno de la UE. El presidente galo afirmó que le resulta "difícil" justificar que la octava economía del mundo, España, "no pueda participar en la reunión de las 20 primeras economías del mundo". "No es ningún problema ideológico, es un problema de sentido común", subrayó.
"Como Francia tiene dos sillas, no hay ningún problema en que España ocupe uno de estos dos puestos", resaltó tras la cumbre extraordinaria de líderes europeos para preparar la reunión de Washington. "Creo que este argumento ha sido bastante defendible ante el presidente Bush, la potencia que invita", prosiguió Sarkozy, que dijo que él mismo había anunciado a los Veintisiete que Zapatero irá a Washington. "Me parece normal y yo lo he indicado con el presidente Barroso a los Veintisiete", dijo.
También se refirió a la posible presencia de otros países en la cumbre del G-20. Así, indicó que "todavía quedan algunos problemas por resolver" respecto a la representación de países europeos como Holanda que, según recordó, es la decimosexta economía del mundo y que a su juicio "tiene vocación de participar" también. "El problema no está resuelto", agregó, "pero pediré que puedan participar". A este respecto, el primer ministro de Holanda, Jan-Peter Balkenende, declaró que su país sigue aspirando a asistir, aunque reconoció que España, por su peso económico, tiene prioridad.
Rodríguez Zapatero agradeció el ofrecimiento francés pero aseguró que la decisión de que él acuda a la cumbre aún no está tomada y "no es fácil" lograrlo, y subrayó que es al presidente de EEUU, en diálogo con la UE, a quien le corresponde adoptarla. Por ello, instó a mantener ante este asunto "prudencia" y "paciencia" e insistió en dejar "que las cosas formalmente lleven su término".
Y tras este sí pero no, la Casa Blanca también opinó sobre este debate para decir que aceptará lo que la UE quiera hacer acerca de la cesión del asiento francés a España, según fuentes del Gobierno de Bush. "No tenemos un problema con España en general", aseguró un funcionario, que ahondó en que EEUU no vetará la presencia española.
"Nosotros ya hemos enviado nuestras invitaciones", agregó el representante del Gobierno de Bush, que recordó que la decisión de que la cumbre para tratar la crisis financiera global fuera una reunión del Grupo de los 20 (G20) se tomó al considerar que ese formato sería el más representativo de las economías mundiales. En días anteriores, el portavoz de la Casa Blanca Tony Fratto había asegurado que "no hubo una decisión de excluir a España" de la reunión, sino que en el proceso de consultas para su celebración se decidió que el mejor formato era el G-20, integrado por las principales economías desarrolladas y en desarrollo.
