La mediación de Francia, que ostenta la presidencia de turno de la UE, ha conseguido arrancar a Polonia una promesa: no va a bloquear el Tratado de Lisboa. El presidente polaco había amenazado con hacerlo pese a la aprobación de su parlamento, por entender que el no de Irlanda desautorizaba el proceso.
En Bruselas respiraron el viernes tranquilos al conocer el comunicado oficial del Gobierno galo en el que se confirmaba que el presidente polaco, Lech Kaczynski, ha asegurado a su homólogo francés, Nicolás Sarkozy, que no bloqueará la ratificación del tratado, pactado por los socios comunitarios el pasado diciembre.
La noticia llegaba tras una conversación telefónica entre ambos mandatarios, en la que Polonia afirmó que "no será un obstáculo" para el avance del texto, que rediseña el funcionamiento de la UE. Según el Elíseo, Kaczynski se ha comprometido a ratificarlo, aunque no se aportaron detalles sobre las posibles condiciones de ese sí. Es posible que esos detalles trasciendan el día 13, cuando los dos presidentes se encontrarán en la Cumbre de París para el Mediterráneo.
Pese a la ausencia de declaraciones oficiales del Ejecutivo polaco, el avance de Francia cambia radicalmente el panorama del tratado, después de que Varsovia afirmase el lunes que se negaba a aprobar el texto de Lisboa hasta que no lo apruebe Irlanda, que dijo no en referéndum dos semanas atrás. Polonia argumentaba que si lo ratificaba rompería la "unanimidad" de voto de la UE, y que "nunca" se recuperaría.
Por eso prefería mantener en vigor el Tratado de Niza, que tiene ya ocho años y se ha quedado obsoleto. Aunque el Parlamento polaco aprobó Lisboa en abril, es obligatorio que lo ratifique el presidente para que entre en vigor. Con un Kaczynski conservador y euroescéptico, su recelo se interpretaba como un guiño a sus votantes, que desconfían de la UE. Ahora la presión ha conseguido cambiar su postura.
Donde sí habló claro el Gobierno de Polonia fue en la negociación con EEUU para que la potencia norteamericana instala en suelo polaco su escudo antimisiles. Varsovia anunció que no albergará elementos del escudo mientras que no se le compense "adecuadamente". Si Polonia se cierra en banda, EEUU tiene un plan b: instalar su dispositivo en Lituania.
"La oferta de EEUU ha sido hasta ahora insuficiente, porque no garantiza nuestra seguridad si nos convertimos en sede de su sistema balístico", afirmó ayer Donald Tusk, primer ministro polaco. Washington no ha sabido convencer a Polonia se que su estabilidad está garantizada, pese a las amplias concesiones militares que prevé la instalación del escudo en suelo polaco. Desde Varsovia reclaman que se sufrague con dinero estadounidense la modernización de sus Fuerzas Armadas a cambio de soportar el escudo. Sobre todo, Polonia reclama una nueva flota de aviones y baterías de misiles tipo Patriot.
Los planes de EEUU pasan por instalar diez bases balísticas de interceptación de misiles en Polonia y un sistema de radar complementario en la República Checa, para frenar los ataques de los países del llamado "Eje del Mal": Irán, Siria, Corea del Norte, Bielorrusia, Myanmar, Zimbabwe y Cuba.
