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Francia empieza a resignarse

Cientos de miles de personas se manifestaron ayer en Francia contra la reforma de las pensiones impulsada por el Gobierno conservador. Pese a que el paro no logró paralizar el país, Nicolas Sarkozy se enfrenta a un descontento social generalizado en un contexto económico desfavorable. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 05:16 h.

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Cientos de miles de personas se manifestaron ayer en Francia contra la reforma de las pensiones impulsada por el Gobierno conservador. Pese a que el paro no logró paralizar el país, Nicolas Sarkozy se enfrenta a un descontento social generalizado en un contexto económico desfavorable.

El presidente francés acaba de cumplir un año en el Elíseo y se declara resuelto a proseguir con las reformas, pese a los descontentos y a una popularidad que apenas supera el 35% en los sondeos, mientras las aguas andan revueltas en su mayoría conservadora en el Parlamento.

Más de 700.000 personas, según el sindicato Confederación General del Trabajo (CGT) y 296.000 según la Policía, se manifestaron en más de 100 ciudades en defensa de las pensiones y en contra del plan gubernamental de alargar un año, hasta 41 años, el período de cotización para tener derecho a una pensión completa. La huelga fue "un éxito indiscutible", según la CGT, a pesar de que no llegó a alcanzar la meta de millón y medio de manifestantes convocados en todo el país y de que la paralización en el transporte fue limitada.

La debacle. El paro contrasta con la realizada en noviembre pasado, cuando los transportistas paralizaron durante nueve días el país. "Movilicémonos por la defensa de la pensión solidaria", rezaba la pancarta de las protestas de París, que congregó a entre 70.000 y 28.000 personas ayer, según las respectivas cifras sindicales y policiales.

Es revelador que el líder de Fuerza Obrera (FO), Jean-Claude Mailly, dijera que el éxito de la movilización debía medirse por la afluencia de manifestantes y no por el porcentaje de huelguistas (un 25% en los ferrocarriles, o un 8% en la administración). Por su parte, el primer ministro, François Fillon, artífice de la ley de reforma de las pensiones de 2003 que preveía el aumento del período de cotización, ya ha excluido dar marcha atrás: "el tema se zanjó en 2003", reiteró en una entrevista televisada.

El Gobierno propone negociar sobre el empleo de los sénior -tan sólo un 38,3% de las personas de entre 55 y 64 años trabajan- y amenaza con sanciones desde 2010 a las empresas que no hayan empezado a discutir al respecto.

Así, unos rechazan todo alargamiento de las cotizaciones, mientras otros piden que se posponga hasta que mejore el empleo sénior. Aunque los sondeos muestran que entre un 58 y un 60% de los franceses se declaraba favorable a la movilización, otros indican que la mayoría se ha resignado a tener que cotizar más años.

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