-¿Cómo comenzó su experiencia con la ganadería?
-Empecé a los 16 años con mi padre, aprendiendo de él. Luego estuve formándome en Madrid sobre el sector y también en Sevilla, en este caso para la elaboración de productos para hostelería. El negocio, que comenzó hace 40 años, ha sido históricamente familiar, ya que comenzó mi abuelo, que era tratante de ganado y luego mi padre continuó introduciendo la venta de carne. El último en incorporarme he sido yo, y ahora el negocio es sólo mío.
-¿Y cuándo surge la vertiente ecológica de la producción?
-La empresa siempre ha estado vinculada a ofrecer productos de calidad. Cuando se dio la crisis de las vacas locas, a finales de la pasada década, empezamos a tomar contacto con la producción ecológica y a certificar el ganado bajo ese registro. Concretamente fue en 2002 cuando comenzamos con este proceso y certificamos nuestras tiendas y las salas de producción, porque no suponía altos costes para la empresa. En la actualidad, servimos a tiendas especializadas, hostelería y desde 2005 participamos en el proyecto de la Junta de introducir productos ecológicos en los comedores escolares.
-¿También crían el ganado?
-No, desde antes de 1998. Tenemos proveedores especializados y con ello se concretan unas calidades homogéneas. A partir de ahí, vendemos a nuestros puntos de venta, además de a clientes de tiendas especializadas, que están sobre todo en Andalucía, aunque también en Madrid, Barcelona, Segovia y Valencia. Lo que sí está creciendo es el negocio a través de internet en los últimos meses. Nos dedicamos al despiece, elaboración y comercialización.
-¿Prevén crecer precisamente a través de la web?
-Todavía las ventas a través del portal son mínimas y, aunque también prevemos crecer ahí, nuestra idea es seguir incrementando el negocio en otras áreas. Lo que queremos realmente es abrir más líneas comerciales a nivel nacional, donde hay demanda de productos ecológicos, para llegar a más tiendas, además de cerrar algunos acuerdos pendientes con grandes superficies y supermercados que tienen línea ecológica. Hay mucho territorio español que nos queda por tocar y podemos ofrecerle nuestra seña de identidad, que es que vendemos todo tipo de carne ecológica: de pollo, cerdo, ternera y cordero.
-Andalucía, aunque es la principal productora ecológica, está a la cola en consumo. ¿Qué le parece no ser profeta en su tierra?
-El principal problema está vinculado con la cultura y la formación. Por ello, el proyecto de comedores escolares es bueno, porque desde pequeños se puede valorar la diferencia de calidad y el valor añadido de estos productos. El nivel cultural es también importante y la concienciación con la calidad, como sucede en los países centroeuropeos. En cualquier caso, cuando a la gente le hablas de cuestiones de salud, que es algo que aportan los productos ecológicos, se comportan de otro modo.
-A muchos le echarán para atrás los precios, sobre todo en tiempos de crisis, ¿no?
-Es un problema coyuntural que esperamos superar. Las producciones son tan pequeñas que los costes intermedios suben demasiado. Lo que es la producción ecológica en sí sólo supone un aumento del 7%, pero luego se le va sumando todo lo demás. Por eso es por lo que queremos ganar en dimensión, tener mayor volumen.
-¿Pero ha notado la crisis?
-Los productos ecológicos son elitistas y, aunque se nota como en todo, no demasiado, sobre todo comparado con el comercio convencional. El que está concienciado con una alimentación saludable prefiere privarse de un jersey que de una carne de primera calidad. Es un cliente fiel.
-¿Qué opinión tiene sobre los transgénicos?
-No sé nada de ellos y tampoco el resultado que darán en 20 años. Lo que sí hemos visto es que en la ganadería intensiva es de donde suelen salir las enfermedades, como la gripe aviar o la A. Producen enfermedades que la ecológica no genera. Pero yo le doy valor a otras cosas, como al excesivo uso de antibióticos o a los aceleradores de crecimiento. Si la normativa fuese igual de exigente en este sentido, no tendríamos el sistema productivo que tenemos.
-¿Qué futuro cree que le espera a empresas como la suya?
-Tenemos que luchar contra la crisis, contra la falta de información sobre nuestros productos y contra el bajo volumen de consumo andaluz, pero tengo la esperanza de que el sector tiene su sitio. El tiempo corre a nuestro favor. Es el momento de dar el salto y conquistar los lineales porque antes nos encontrábamos con problemas, como la homogeneización del producto, que ya no se dan.
