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Francisco Javier Delgado

Acusaciones: encubrimiento, amenazas condicionales y delito contra la integridad moral.

El Fiscal pedía: 8 años de cárcel, 220.000 euros de indemnización a la familia y 616.319,27 euros al Ministerio del Interior por la búsqueda.

La familia pedía: 5 años de cárcel y 100.000 euros de indemnización.

La defensa pedía: Absolución

Sentencia: Absuelto de todos los delitos.

el 17 oct 2011 / 19:37 h.

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El crimen de Marta del Castillo supuso para Javier Delgado, hermanastro de Miguel Carcaño, el tropezón definitivo después de muchos años de esfuerzos para salir de la precariedad en la que había vivido, mejorar su situación económica y aspirar a una vida acomodada. Había acumulado turnos como vigilante de seguridad y ahorrado hasta lograr montar su propio bar con dos socios y había llegado a vivir en una urbanización de lujo. Separado de su mujer, con la que tiene una hija pequeña, había comenzado a salir con su actual novia, María. Todo se hizo trizas cuando su hermano Miguel mató a Marta del Castillo y él se vio envuelto en el crimen; ahora no puede trabajar porque lo reconocen, ha estado viviendo fuera de Sevilla y desde hace meses vuelve a enfrentarse al acoso de las televisiones cada vez que tiene que acudir a firmar al juzgado.

Javier no mató a Marta, eso está claro, pero las acusaciones lo consideran el cerebro que manejó al resto de los implicados para hacer desaparecer su cuerpo sin que hasta hoy nada se sepa del cadáver. Lo acusan de haber orquestado la limpieza del piso y haberse deshecho de las pruebas que podían incriminar a su hermano, después de que el Cuco lo señalase. Miguel, en cambio, siempre ha negado que hubiera estado en el piso de León XIII. Javier tampoco ha dejado de pregonar su inocencia, incluso por carta: envió una desde prisión en la que aseguraba que él había sido el "primer engañado" por Miguel, un escrito durísimo en el que calificaba el crimen de Marta como "horrendo e incomprensible" y constataba que la relación con Miguel se había roto para siempre. Se decía decepcionado por su hermano porque, según decía la carta, le había preguntado hasta tres veces por lo ocurrido y él se lo había negado, para después autoinculparse ante la Policía y ante el juez. Javier fue el único con el que Miguel habló durante las tres semanas que transcurrieron desde que Marta desapareció hasta que la Policía lo detuvo. Los pinchazos telefónicos revelan conversaciones en las que Javier trata de tranquilizar a Miguel. La Justicia dirá ahora si lo hacía creyendo en la inocencia de su hermano, o para evitar caer con él en el abismo.

 

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