-Francisco, 16 años después de su alternativa ha preferido no verse incluido en los carteles de la Feria de Abril.
-Ha sido una decisión muy difícil de tomar. Estoy muy agradecido a la empresa de Sevilla por seguir contando conmigo pero quería ir dando la cara de verdad, aunque verse en Sevilla, sea como sea, siempre es una gozada. Pero hay días con más responsabilidad que otros y me hubiera gustado verme incluido en alguna fecha entre el lunes y el viernes de Farolillos. Aunque ha sido una decisión complicada de tomar está muy pensada y en esta tesitura era mejor esperar a otra ocasión.
-¿Le disgustaba ese cariz mediático del Sábado de Farolillos?
-Es que llegó un momento que se hablaba de ese cartel con un matiz peyorativo, como si estuviera falto de mérito. Yo he llenado plazas con Joselito y Ponce y nos llamaban los Tres Tenores. Parece que lo de mediático se dice de manera despectiva.
-¿Está pensando en la alternativa o en asumir un circuito más cómodo?
-No, de ninguna manera. Esto no tiene nada que ver con mi retirada. Es una conclusión absurda. No creo que me queden 16 años más como matador pero tampoco entra dentro de ningún plan preconcebido. Ojalá hubiera habido un hueco para estar en Sevilla. Me hace una gran ilusión volver a todas las grandes plazas y ferias de primera. Ahí es donde quiero estar. Me gustaba el cartel y la ganadería que me había ofrecido la empresa Pagés. El único problema era la fecha.
-Le vendrán recuerdos de sus comienzos en la plaza de la Maestranza. Se hizo figura el mismo día de su alternativa.
-Mis recuerdos de la plaza de Sevilla son muy bonitos. Los tengo presentes muchas veces cuando oigo a ciertas personas hablar de mí como torero: parece que nunca he hecho nada en esta profesión. Miro atrás y sólo puedo sentir satisfacciones. Analizo lo bueno, lo malo y lo regular, aquellos años terribles en los que perdí el sitio y me doy cuenta de todo lo que he pasado. Ahora estoy disfrutando mucho en la cara del toro. Es lo que me hace feliz.
-El caso es que su imagen pública enmascara a veces su condición de matador de toros. Francisco Rivera es, antes de nada, torero.
-Es algo que llevo mal, francamente mal. Yo soy matador de toros y me duele que esa otra imagen que pueden dar a veces los medios pueda enmascarar mi condición de torero. Amo esta profesión como cualquier otro, con mis defectos y mis virtudes. Es lo que más amo en la vida. Cuando usan todo eso para atacarme personalmente, incluso desde dentro de la familia taurina, me duele mucho.
-Los toreros se están moviendo. Las grandes figuras están abanderando un movimiento de reacción a las corrientes abolicionistas. ¿Qué le parece este alzamiento de la profesión?
-Creo que es muy necesario. Hay que moverse, explicar las cosas y luchar por lo que uno cree. Yo decía algo parecido años atrás y casi me tomaban por loco, pero parece que a lo mejor ahora hay más locos. No se está tratando al toro con justicia. Todas las artes han bebido de este mundo y si hay algo verdaderamente nuestro, si hay algo propio de España es el toreo.
-Volviendo a la Feria de Abril. Paquirri no estará presente pero los apellidos Rivera Ordóñez se mantienen en los carteles.
-Esos apellidos, los de Ordóñez, Rivera y Dominguín, están por encima de todo y pertenecen a la historia del toreo. Ha habido paréntesis pero siempre hemos ocupado un espacio. Para mi hermano Cayetano es muy importante estar en Sevilla, por sí mismo y por la historia de nuestra familia. Es lo más importante que le puede pasar como torero.
-Estamos en Cuaresma. ¿Ha planchado el costal?
-Claro que sí. Si hay algo en mi vida en lo que estoy al 100% es en mi compromiso con el Señor de las Tres Caídas y la Morenita de la Madrugada, la Virgen de la Esperanza. Ahí no he fallado nunca.
-¿Y se ve algún día portando la vara dorada en la Madrugada?
-Te mentiría si te dijera que no pero ahora mismo no puedo porque no soy dueño de mi tiempo y ser hermano mayor de la Esperanza de Triana, de cualquier hermandad de Sevilla, exige toda tu disponibilidad. Pero es algo que no descarto con el tiempo. Yo soy de los que está todo el año hablando de cofradías y de Semana Santa con mi gente. Triana es mi barrio: soy de allí y me siento de allí; es lo que he vivido y lo que he conocido. Y en las hermandades hay que comprometerse y mojarse.
-La gente habla de Fran Rivera pero creo que conoce poco a Francisco.
-Hay demasiada gente hablando y opinando con la que ni siquiera me he tomado una coca cola. Yo vivo con dos coches haciendo guardia en la puerta de mi casa, con cuatro o cinco paparazzis siguiéndome a todas partes... cada vez que me ven con alguien al lado intentan buscarme una nueva relación sin intentar preocuparse de quién se trata, si es la novia de un amigo o una conversación de negocios... Todo eso me afecta y me hace daño. Además, tengo una hija y me preocupa: ella tiene sus amigas, que tienen sus respectivos padres. Cada vez que quiero empezar una nueva relación con cualquier persona se acojona... La gente me juzga, habla de mí; a veces con saña, con ira. Tengo que respirar cien veces antes de contestar a una alcachofa que te meten sin educación y no tomármelo como una agresión. Comprendo que interese mi vida pero tengo derecho a algo de privacidad y los jueces tienen que poner una barrera. El delito no puede compensar la pena tantas veces.
-Y al final, el toro esperando en todas partes.
-Así es, estoy deseando que salga ya. Si hay algo que los míos respetan y aman en la vida es el toro.