Local

Francotiradores del lejano Este

Los niños de la cabalgata de Sevilla Este aprovechan la dulce artillería: lanzan caramelos blandos al cielo y ‘atacan’ con los duros. La ventaja es que los asistentes ya tienen una cátedra en estos cortejos.

el 07 ene 2014 / 00:01 h.

TAGS:

Las carrozas del Ateneo de Sevilla –como el TemploSamurai o El Bosque Animado– ocuparon las grandes avenidas de Sevilla Este. / Manu R.R. (Atese) Las carrozas del Ateneo de Sevilla –como el TemploSamurai o El Bosque Animado– ocuparon las grandes avenidas de Sevilla Este. / Manu R.R. (Atese) Tengan cuidado. Sevilla Este no es zona de guerra, pero se le parece. Hay niños sueltos con armamento de dulce suficiente como para tumbar a aquellos que no estén de mazapán, turrón, roscón de Reyes y zanahorias de chucherías hasta el cogote. La mayoría de los niños de la cabalgata de Sevilla Este tienen cara de buenos, pero siempre hay un travieso que, ya pasados los Reyes Magos por su casa, sabe que tiene todo un año por delante para compensar esa balanza que hace que te traigan juguetes o carbón. Pero no dulce, sino el de barbacoa. Esos pocos fueron los francotiradores que seleccionaron bien su munición a la salida del estadio de fútbol de Sevilla Este, ubicado en la avenida del Deporte: los caramelos blandos volaban por al aire, mientras que los pocos duros que había, por decirlo finamente, tenían objetivo. Minuto uno: salió la Estrella de la Ilusión, y había el primer chichón y el primer picor de ojo. Pero quien va a la guerra del dulce sabe a lo que se juega. Del lado bueno estaba Manuel, de seis años, que ocupaba lugar de privilegio en la carroza El fondo del Mar, una de las doce que cedió amablemente el Ateneo de Sevilla al Distrito Este. Tan entusiasmado estaba el chico que “pensaba más en la Cabalgata que en los regalos”, según relató el padre, Manuel Jiménez, al que le habían encomendado una misión clave: la de ser personal de avituallamiento de su hijo. “Tengo el coche lleno de bolsas de caramelos en Flor de Salvia [a mitad del recorrido]”. En la misma tarea se encontraba José María Martín por su hija Jimena, de 8 años, huésped por un día del Templo samurai y nerviosa por si los caramelos le llegarían al final. Y es que la Cabalgata surcó toda la avenida principal, desde Andalucía Residencial al Palacio de Congresos. Si no se administra la munición, se corre el riesgo de llegar al final saludando al respetable. Por esa razón alguna carroza, como la de Manuel, comenzó su andadura tirando confeti y globos en vez de dulces. Un éxito para niños empachados, que clamaban por juguetes; y un fracaso para una mujer que, al inicio del trayecto, cogía el paraguas rosa de su niña para pescar en el mar de chuches. El cortejo, dispuesto a repartir caramelos y bolsas de gusanitos. El cortejo, dispuesto a repartir caramelos y bolsas de gusanitos. / M;anuel Y es que el barrio más populoso de la capital –con más de cien mil habitantes– cuenta con expertos con máster en cabalgatas. Es lo que acarrea ser pareja jóven y con hijos: toca un maratón de ilusión. Le pasó a José Ángel Martínez, que tuvo triple sesión con su pequeña y tímida María José. Disfrutó la de Dos Hermanas –donde vive– el sábado y, por la mañana, se pasó por la del Club Paraíso en Sevilla Este. Iba en coche y se topó, sin quererlo ni beberlo, con la del distrito en la avenida de la Aeronáutica. Ni lo pensó. Aparcó donde pudo y vio el cortejo sin bolsa ni nada.Caramelo que cogía la niña, lo metía en el bolsillo del padre. José Antonio Noval y María José García son otros padres expertos: Montequinto, Ciudad Jardín (La Milagrosa) y Sevilla Este. Pero Abraham, a sus 8 años, es insaciable. Cuando la mayoría dejaba de rastrear caramelos, él seguía llenando la bolsa hasta que, casi al final del cortejo, cayó en sus manos una maquinita. “No se harta, está entusiasmado”, proclamaba un muy orgulloso padre. Roberto, de dos años, también acudió por segunda vez –ya los vio en Espartinas– al encuentro con los Reyes Magos. Sentado en su carrito y sin soltar el gran regalo del día: un Buzz Lighyear, de Toy Story. “Me han traído también un escalextrix y un pupitre”, relataba, a la par que su madre, Loli Muñoz, indicaba que venían de Parque Alcosa para ver “a dos sobrinas”. Sevilla Este tuvo la suerte de ser la cabalgata de Sevilla en versión reducida –a un tercio–. No sólo por tener prestadas las carrozas estrella tipo Fernando Alonso o la de la Policía Local, sino por los beduínos locos por la música de una charanga con toques nostálgicos (su repertorio iba desde La chica Ye-yé al célebre Hola, don Pepito) e incluso la presencia de pajes a caballo y la banda del Gran Poder de Brenes. Este barrio compartió la tarde de magia con su vecino Parque Alcosa, que acudió a la calle con una comitiva de 500 personas y ocho carrozas cedidas por el Ayuntamiento de La Algaba, entre ellas las que encarnan a ídolos de la infancia como Peppa Pig o Fanboy y Chum Chum. Mucho antes, por la mañana, le tocó el turno a Torreblanca, que disfrutó por tercer año consecutivo de su cabalgata y un total de cinco carrozas.

  • 1