La pasada semana tras la muerte de Severiano Ballesteros, uno de los deportistas más grandes de la historia de España, su hermano Baldomero apelaba a la sensibilidad del comité que decide la sede de la Ryder Cup 2011 de golf, a la que aspira Madrid. El mayor de los Ballesteros dijo que podría ser la última gran batalla ganada por el extraordinario golfista, al estilo del Cid Campeador. Rodrigo Díaz de Vivar es, posiblemente, el guerrero más temido de la historia, y cuenta su leyenda que ya muerto, montaron su cadáver en Babieca y su sola presencia ganó alguna batalla. El golf español recurre a su figura más legendaria para seguir consiguiendo hitos. Mientras, el Sevilla, a punto de entrar en una época de profundos cambios debe apostar por Kanouté como su propio Cid.
La primera actuación de Kanouté sobre el verde del Sánchez Pizjuán fue un amistoso veraniego, un partido de presentación en el que el Sevilla vapuleó al Celta con una goleada que preludió a una temporada histórica. El gigante de Mali, un desconocido para casi todos los que estaban en las gradas, entró tras el descanso y a los pocos minutos despertó la admiración del sevillismo al bajar al suelo un pelotazo y abrirlo a la banda con su peculiar estilo. Ayer, según dicen muchos, disputó su último encuentro ante el sevillismo y ayer, como entonces, una vez más despertó la admiración de la hinchada. Kanouté, casi como el Cid, en el ocaso de su carrera sevillista cabalgó en su babieca particular y capitaneó, con brazalete incluido, su último logro con la camiseta blanquirroja.
Atrás quedan numerosas batallas vencidas que hacen que muchos le consideren como el mejor jugador de la historia de este club. De una de ellas, la UEFA ganada en Glasgow se cumplen hoy cuatro años. Entonces marcó Kanouté, y entonces como ayer, la víctima se llamó Real Club Deportivo Espanyol. "Nosotros te queremos, Freddy quédate", cantó la grada tras el partido. El sevillismo sabe lo que quiere y que le quiere.