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Fundaciones: la mala hora

Hace ahora 25 años se celebraba en Sanlúcar de Barrameda el I Encuentro de Fundaciones Culturales de Andalucía; reunía a representantes de pequeñas formaciones que intentaban encontrar un nuevo territorio desde el que plantear y realizar propuestas.

el 16 sep 2009 / 05:02 h.

Hace ahora 25 años se celebraba en Sanlúcar de Barrameda el I Encuentro de Fundaciones Culturales de Andalucía; reunía a representantes de pequeñas formaciones que intentaban encontrar un nuevo territorio desde el que plantear y realizar propuestas. No existía entonces en la comunidad un ordenamiento jurídico que las amparara; contaban solamente con la pericia de algún experto como el notario Rafael Leña y, sobre todo, con mucha voluntad. A la vez, entidades con mucho mayor peso -desde cajas de ahorros a colegios profesionales- ponían también en pie instituciones similares que han servido a lo largo de este cuarto de siglo para realizar exposiciones, editar libros, llevar a cabo eventos... Eran un arma cargada de futuro.

Mientras tanto, y aunque no fueran nada del otro mundo, se delineaban normas jurídicas que rebajaban impuestos o bonificaban a quienes las ayudaban; era de manual monopódico que a "vivalavirgen" variopintos y otros vivos de distintos pelajes se les abrieran los ojos y vieran en las fundaciones un camino para hacer su agosto sin tropiezos. Y que a gestores de tres al cuarto se les encendieran bombillas de 20 watios disponiendo la creación de una fundación para rellenar agujeros que no sabían cómo rellenar.

Al final, unos y otros han logrado que instrumentos hasta anteayer mismo novedosos, gracias a los cuales se ponían en marcha iniciativas de todo tipo que, de otra forma, hubieran encontrado muchas dificultades para hacerlo, entren en el magma de lo que tiene objetivos perversos, queden inscrito en el triste inventario de aquello que puede ser corrupto, pasen a formar parte de la historia de la infamia. Con este arma ya con carga de pasado los Monipodios se irán a su rincón y esperarán a que otros ilusos inventen otra pólvora.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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