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Fusión galaica andaluza

Casa Casimiro (Triana). Si está de moda la gastronomía de fusión, que mejor que una taberna trianera con pinceladas gallegas.

el 28 jun 2013 / 22:26 h.

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El negocio se fundó en 1945, y en las noches primaverales y veraniegas es difícil coger mesa libre fuera. El negocio se fundó en 1945, y en las noches primaverales y veraniegas es difícil coger mesa libre fuera.   Por Javier Compás. Como reza en el azulejo que preside un lateral de la buena barra de Casa Casimiro, el negocio se fundó en 1945, cuando más allá de la Avenida de Coria, al final de Triana, estaba naciendo un nuevo barrio, los pisos de El Tardón, las casitas de San Gonzalo, una nueva Triana donde amanecían hogares decentes para sacar a los vecinos de los corrales de antaño. Allí nacería esa pequeña ciudad jardín de San Gonzalo, con sus casitas blancas, sus naranjos y sus jazmineros y damas de noche asomando por los patios, en la plaza, como de pueblecito de colonización, la iglesia donde se formaría la cofradía de San Gonzalo, esa que últimamente arma el taco cada Lunes Santo en La Campana. En la parte que da al asilo de ancianos, está Casa Casimiro, con una terraza donde en las buenas noches de primavera y verano es difícil encontrar mesa libre. En el interior nos encontramos un bar que ya no es la antigua taberna, se reformó en 1995, ahora es más amplio, con un salón comedor y buena barra, maderas oscuras y un mueble que cruza por arriba del local donde se expone una colección de radios antiguas que ya estaban en el local primigenio. La nómina de tapas y raciones es amplia y variada, pero hay platos ineludibles que el favor popular ha cimentado como imprescindibles de la carta, como los calabacines fritos, que te sirven en abundancia, cortados finos, apenas llevan la harina suficiente para freírlos en su punto, crujientes. Los orígenes gallegos marcan y en esta casa es famoso el pulpo al Tío Casi, un sabroso guiso de pulpo con cebolla y pimientos, con su toque un tanto picante que se refresca con un agradable Ribeiro blanco de la casa, antaño servido a granel en las tazas de loza blanca y hoy escanciado de botellas con etiqueta en copas de cristal, vamos avanzando. Las perolas de guisos caseros menudean por las vitrinas, así, de estirpe también gallega, la Zorza, lomo de matanza con su aliño, recuerda el sabor de los pinchos morunos, con papas fritas y que mejoraría bastante, como otros guisos de la casa, con un poco de menos aceite residual. Buenos también los calamares a la riojana, tapa desaparecida de las barras sevillanas y que aquí podemos degustar. Tiene su toque la ensaladilla, con bonito y el detalle de la cebolla, que la alegra y le da sabor, así como la imprescindible tabla redonda de madera del pulpo a feira, con sus patatitas cocidas y su pimentón. En temporada hay que probar las alcachofas rellenas, otra de las especialidades de la casa. También en temporada, caracoles y cabrillas en salsa, lo que demuestra lo que hablábamos arriba de la feliz fusión entre Galicia y Triana, en este bar de entrañable sabor popular. Además de las tapas reseñadas, de la cocina de Casa Casimiro, también salen fritos variados, pasta, marisco, paella, chacinas, carnes y pescados a la brasa e, incluso, conservas. Para remojar tanto condumio se habló ya del Ribeiro de la casa, pero también se tira buena Cruzcampo y se sirven vinos de Jerez, entre ellos el fino Tío Pepe, hay suficiente lista de tintos, con protagonismo de los riojas, Marqués de Cáceres, Ederra, Azpilicueta, Beronia y Prado rey en Ribera de Duero. Como peculiaridad, se hace sangría de la casa, como anuncia la pizarra, en copa, vaso y jarra para compartir. CASA-CAMIMIRO-02

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