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Futuro minado

¿De qué sirve un convenio internacional sin Washington, Moscú y Pekín? En diciembre se cumple una década de la firma del Tratado de Ottawa que prohíbe el uso, almacenaje, producción y transferencia de minas antipersona, pero las cifras demuestran que sus fracasos pesan más que sus éxitos.

el 14 sep 2009 / 23:53 h.

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¿De qué sirve un convenio internacional sin Washington, Moscú y Pekín? En diciembre se cumple una década de la firma del Tratado de Ottawa que prohíbe el uso, almacenaje, producción y transferencia de minas antipersona, pero las cifras demuestran que sus fracasos pesan más que sus éxitos.

Aunque estas armas indiscriminadas causan entre 5.000 y 10.000 víctimas cada año, dos Gobiernos (Rusia y Myanmar) y casi una decena de grupos guerrilleros siguen empleándolas, mientras 50 países conservan 180 millones de ellas en sus arsenales. Y hay más bajas por llegar: 100 millones de artefactos mortales, entre minas terrestres y restos explosivos de guerras pasadas, acechan semienterrados en 99 Estados y 8 territorios.

Hipotecas explosivas. Las minas suponen gigantes hipotecas para el desarrollo. Imagine un país con una renta per cápita de 2.800 dólares (unos 1.900 euros) y un amputado por cada 236 habitantes.

¿Cómo podrá iniciar el despegue económico si una prótesis cuesta entre 100 y 3.000 dólares (entre 70 y 2.000 euros)? No es una hipótesis. Ese país existe y se llama Camboya. Desminar resulta tan complicado y peligroso que, desde la firma del Tratado de Ottawa, sólo seis de sus miembros han desminado su territorio. En 2006 se recuperaron 450 kilómetros cuadrados en todo el mundo, equivalente sólo a una sexta parte del área minada de Egipto.

Juguetes mortales. Las minas antipersona han matado o mutilado a más de un millón de seres humanos desde 1975. En 2006, el 75% de las 5.751 víctimas oficiales fueron civiles; y lo que es aún peor, un 34% de ellos, niños. Las minas mariposa, muy empleadas en Afganistán por los soviéticos, están diseñadas para que los más pequeños pierdan los brazos al recogerlas.

Por su colorido, parecen juguetes. Irak y Palestina han caído de los primeros puestos del ranking sólo por la falta de datos fiables recientes, pero el año anterior ocupaban la cuarta y la quinta posición respectivamente. Colombia es el país que más ha empeorado en esta década, debido al recrudecimiento del conflicto con las FARC.

Un mal paso. En los países en desarrollo -en su mayoría naciones rurales-, pisar una mina es una condena a la mendicidad. Un amputado tiene escasas posibilidades de encontrar empleo, mientras la financiación para atender a los supervivientes es insuficiente en la mayoría de los 68 Estados con víctimas. Pero la comunidad internacional no ha escarmentado. Las bombas de racimo, de uso generalizado, crean más campos de minas al alcanzar el suelo sin explotar. Además, están invirtiéndose cientos de millones de euros en idear nuevas armas que pueden funcionar por control remoto o como dispositivo antipersona, como los sistemas IMS (Intelligent Munitions System) y Spider, de EEUU.

[Reportaje incluido en el número 24 de la revista Foreign Policy, una de las más importantes publicaciones sobre temas internacionales y de análisis político. Periódicamente, elCorreo publicará algunos de los mejores temas que aparezcan en la edición bimestral española.]

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