Cultura

Gabino Diego: "Hay que quitarle tanta mala leche a la política"

Este “terapeuta de la risa”, como se define, regresa al Teatro Quintero, donde llenó hace unas semanas

el 13 abr 2011 / 19:36 h.

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Seis años lleva ya el actor Gabino Diego (Madrid, 1966) sacándole punta y risas a su espectáculo, que no es una propuesta indecente, aunque pueda sonar así por el título. Al contrario, Una noche con Gabino es de esa clase de obras que deberían ser prescritas por el médico para combatir tanta rutina, estrés, agobio diario y ansia viva, que diría otro cómico de primera, José Mota.

-Pues nada, que repite en Sevilla, exactamente en el Teatro Quintero, donde registró varios llenos que, imagino, espera reeditar...

-Ojalá sea así. La verdad es que estoy muy contento de volver con mi espectáculo a Sevilla.

-Igual tripite.

-Bueno, bueno. Ya se verá. Lo que sí sé es voy a disfrutar de estos días nuevos de función.

-Estará este jueves, el viernes y el Sábado de Pasión. Un poco más y le coge El Amor pasando por la calle Cuna...

-Sí, eso me han dicho, que aquí una vez que arranca la Semana Santa nadie te hace caso. Por eso no tengo función el Domingo de Ramos. Como para hacerle la competencia a las cofradías...

-El sábado tendrá otra competencia, la del Madrid-Barça.

-Adiós, ¿es a la misma hora?

-No, pero cuando usted acabe casi que echará a rodar el balón.

-Pues aunque no soy futbolero, iré si puedo a verlo por la tele. Un Madrid-Barça es de esos partidos que, como los de la Selección, uno debe ver.

-Seguro que el público se lo pasa mejor con usted. Por lo menos se reirá más.

-Eso seguro. Y sepa que hacer reír es algo muy serio. No es algo fácil. Primero debes empezar por reírte de ti mismo, y yo lo hago.

-Usted ha dicho que el espectáculo es 50% Gabino, 50% ficción. ¿Hay autoterapia?

-Bueno, al subirte al escenario el público no sabe si está ante el personaje o la persona, y esa ambigüedad te permite introducir todas las mentiras, exageraciones y demás recursos que quieras. Pero sí, hay mucho de mis vivencias, de anécdotas. Por ejemplo, de los 50 personajes a los que invoco en el espectáculo, uno de ellos es mi abuela, que me sirve para homenajear a esas abuelas que entienden mejor a los nietos que los propios padres. Después resucito a Elvis, que me fascina, y recuerdo mi infancia, cuando era tan fantasioso que soñaba con ser Rocky Balboa, el propio Elvis y hasta un astronauta. Y entonces mi abuela me decía: ‘Gabino, decídete, que sólo tienes una vida...'. Afortunadamente, elegí una profesión que me permite ser todo lo que quiera. Puedo ser un personaje o muchos. He cumplido mi sueño.

-Y encima a la gente le gusta.

-Eso es lo más. La risa como terapia es estupenda. Moviliza no sé cuantos miles de músculos. Alguien escribió una crítica del espectáculo titulándola Una noche de risoterapia con Gabino. Me encantó. Me siento un terapeuta de la risa.

-¿Un cómico también se deprime, tiene días malos?

-Claro que sí. Yo cuando estoy alicaído me pongo pelis del Gordo y el Flaco, mis ídolos. La risa te traslada a otro planeta, te ayuda a entender que todo es relativo, que es pasajero...

-A nuestra clase política, siempre tan crispada, le vendría bien asistir a su función.

-Pues cuando quieran... La verdad es que hay que quitarle tanta mala leche a nuestra política. Deberían darse cuenta de que lo que importa es que tengan ganas de solucionar los problemas. Pero me temo que es que son así de obtusos. Ojalá más pronto que tarde el que sea nos ayude a salir de esta crisis.

-Para rematar, ¿por qué no sale en Torrente IV si fue antológico su papel de El Cuco?

-Pues porque si Santiago Segura tenía para ésta a Paquirrín, ¿para qué quería a Gabino Diego?

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