El pasado sábado, los opositores al régimen habían anunciado la formación del Consejo Nacional Libio, un organismo con sede en Benghazi, segunda ciudad del país, que no será un Gobierno interino, pero que sí se convertirá en la cara visible de la revolución contra el régimen.
A pesar de esta situación, Gadafi sigue manteniendo fieles que ayer en Trípoli mataron a varias personas que participaban en una protesta antigubernamental.
Sin embargo, la situación le está desbordando a Gadafi, quien reconoció ayer que se ha sentido traicionado por Estados Unidos y destacó que este país "no es la policía internacional del mundo". Asimismo, en una entrevista concedida a la cadena norteamericana ABC, Gadafi destacó que Libia es un país aliado en la lucha contra Al Qaeda pero criticó que los países occidentales le hayan "abandonado".
Ante la tensa situación, el Pentágono norteamericano informó ayer de que el Ejército de EEUU está reubicando las fuerzas navales y aéreas que tiene en torno a Libia. "Tenemos a varios planificadores trabajando y distintos planes de contingencia. Creo que es seguro decir que, como parte de esos esfuerzos, estamos reubicando nuestras fuerzas para poder ofrecer esa flexibilidad cuando se hayan tomado decisiones (...), para poder ofrecer distintas opciones", declaró el coronel David Lapan.
Además, países europeos como Francia y Reino Unido han asegurado que no descartan la posibilidad de usar la fuerza para frenar la violencia en Libia.
En el mismo sentido, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, defendió que ha llegado el momento de que el dirigente libio "se marche", y denunció que esté empleando a "mercenarios y matones" para suprimir las manifestaciones en su contra. "Mediante sus acciones, ha perdido la legitimidad de gobernar y el pueblo de Libia lo ha dejado claro: ha llegado el momento de que Gadafi se marche, sin más violencia ni demora", dijo la secretaria de Estado.
Para poner fin a esta situación, la marcha al exilio sería una de las opciones que tiene el dirigente libio, pero para ello debe cumplir con las peticiones internacionales de que abandone el poder, reconoció ayer la Casa Blanca, después de que el sábado el presidente Barack Obama defendiera que había llegado el momento de que el mandatario norteafricano renuncie a seguir en el Gobierno.
Por último, la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, pidió ayer que las sanciones aprobadas el sábado por el Consejo de Seguridad de la ONU contra el régimen de Gadafi sean aplicadas "con todo rigor" y que la comunidad internacional mantenga su "firmeza" ante la "barbarie" que se está cometiendo en Libia. Durante su intervención ante la XVI sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, la ministra aseguró que los responsables de las "graves violaciones de los Derechos Humanos" que se han cometido en Libia para reprimir las protestas deben ser llevados ante el Tribunal Penal Internacional.