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Gadafi reta al mundo: "Limpiaré Libia casa por casa"

El dictador dice que no dejará el país y morirá como un «mártir».

el 22 feb 2011 / 21:58 h.

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manifestación en Londres contra Gadafi.

El dictador libio, Muamar Gadafi, se dirigió por segunda vez a su pueblo en menos de 24 horas con un mensaje desafiante, iracundo y amenazante en el que dejó claro que no dimitirá de su cargo, que no abandonará el país, que luchará hasta la "última gota de sangre" y morirá como un "mártir" frente a los manifestantes que reclaman su dimisión y a los que acusó de querer convertir el país en un estado islámico.


"Yo no voy a abandonar esta tierra, moriré aquí como un mártir", señaló en un tono provocador que mantuvo a lo largo de todo su discurso, pronunciado desde uno de los edificios bombardeados por EEUU en 1986 y difundido por la televisión estatal y que los partidarios del régimen pudieron seguir en directo en la plaza Verde de la capital. Una alocución en la que no dejó de amenazar a los rebeldes: "Limpiaré Libia casa por casa si los manifestantes no se rinden".


"Muamar Gadafi no es el presidente, es el líder de la revolución, no tiene nada que perder", subrayó, incidiendo en que "la revolución significa sacrificio hasta el final de tu vida". Así pues, afirmó: "Lucharé hasta la última gota de sangre con el pueblo detrás de mí" puesto que, aseveró, "Muamar Gadafi -en todo momento se refirió a sí mismo en tercera persona- no es una persona normal a la que se pueda envenenar (...) o contra la que se pueda llevar a cabo una revolución".


En este sentido, apuntó que el país no se rendirá. "Hemos resistido" a EEUU y Reino Unido "en el pasado" así que "no nos rendiremos", y preguntó a Washington si su interés es "ocupar Libia como Afganistán e Irak".


Además, Gadafi dijo que por el momento no ha recurrido al uso de la fuerza pero lo hará si es necesario. "Ni siquiera he comenzado a dar órdenes de usar balas", señaló, asegurando que "si necesitamos emplear la fuerza, la usaremos" y habrá una "lucha calle por calle hasta que el suelo libio sea recuperado". No obstante, aclaró que se hará un uso de la fuerza acorde con la legislación libia e internacional.


Unas palabras que desmienten los hechos y las organizaciones de derechos humanos. Hasta ayer el régimen libio no dio la primera cifra oficial de fallecidos en la revueltas: 300 personas (242 civiles y 58 militares). Sin embargo, fuentes del Tribunal Penal Internacional (TPI) avanzaron que al menos 800 personas han muerto desde que comenzaron las movilizaciones en Libia. Otros colectivos de ONG cifraron los desaparecidos en 1.500.


ratas y mercenarios. Gadafi, en el poder desde hace 41 años, acusó a los manifestantes de ser "ratas y mercenarios" y de consumir "drogas alucinógenas". Asimismo, recurriendo a artículos de la Constitución libia, les advirtió de que serán condenados a muerte por su actuación. "Todos los delitos que han cometido son punibles con la ejecución", resaltó. Según él, estos "traidores y cobardes" quieren "humillar" a Libia y convertir el país en un estado islámico, "un nuevo Afganistán", emulando lo que ha ocurrido recientemente en países como Egipto y Túnez, donde levantamientos populares han acabado con la dimisión de sus presidentes, Hosni Mubarak y Zine al Abidine Ben Alí.


En este sentido, les pidió que no destruyan "el país sin ningún motivo" puesto que en Libia, según él, "vivimos en paz, seguridad y estabilidad", gracias en buena medida al petróleo y el gas del país. Libia tiene una renta per cápita de 8.765 euros (en España, por ejemplo, es de 16.582 euros), una tasa de paro que afecta al 30% de la población y el 49% de los ciudadanos es analfabeto.


Pero lo más terrorífico estaba aún por llegar. Gadafi llamó a una guerra civil e invitó a aquellos ciudadanos que le apoyan a echarse masivamente a las calles a partir de hoy y a perseguir a los manifestantes. "A partir de mañana -por hoy-, familias, coged a vuestros hijos, dejad vuestros hogares, todos aquellos que queréis a Muamar Gadafi, salid a las calles, asegurar las calles, no les temáis", solicitó. "Perseguidles, detenedles, entregadles a las fuerzas de seguridad", pidió a sus partidarios, insistiendo en que se trata sólo de "unos pocos". En todo caso, tras hora y cuarto de discurso, prometió: "Limpiaré Libia casa por casa" si los manifestantes no se rinden.
Las palabras de Gadafi propiciaron una nueva deserción en el Gobierno. El ministro de Interior, Abdel Fattah Younes al Abidi, anunció su dimisión y su adhesión a la denominada revolución del 17 de febrero. El hasta ahora número dos del régimen pidió al Ejército a través de un vídeo que se sume a los manifestantes y respalde sus demandas "legítimas". El lunes, el ministro de Justicia libio, Mustafá Abdul Jalil, también abandonó su cargo en protesta por "el uso excesivo de la violencia contra los manifestantes".


Asimismo, la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, reclamó al régimen libio que ponga fin a la represión violenta contra manifestantes y adelantó que Washington podría adoptar "pasos apropiados" contra Libia, en alusión a la posible imposición de sanciones, aunque aclaró que cualquier iniciativa en este sentido debería ser consensuada con la comunidad internacional. Más tímida se mostró la Alta Responsable para la Política Exterior de la UE, Catherine Ashton, quien lamentó "la pérdida de vidas" y condenó todos los actos de violencia. Además anunció la aplazó la negociación de un acuerdo marco comercial con Libia que estaba en curso. También la Liga Árabe suspendió la participación de Libia en sus reuniones con efecto inmediato y en respuesta a la represión contra los opositores.


Cruel represión. Mientras, el Gobierno de Gadafi continúa, por segundo día consecutivo, con su campaña de terror contra la población civil. Después de que el lunes los militares atacaran varios objetivos en la capital libia con cazabombarderos y helicópteros, el régimen recurrió ayer a mercenarios fuertemente armados que patrullan las calles de Trípoli para dar caza a los opositores. Un estudiante libio que presenció la muerte de varios amigos en las manifestaciones en Al Bayda aseguró que mercenarios africanos mataron a decenas de personas en esa localidad y en Shahat. Situación que también se repite en Trípoli. La situación también es extremadamente complicada en el este de Libia. El aeropuerto de Bengasi, bastión de la resistencia, amaneció con sus pistas de aterrizaje completamente destruidas e inutilizadas.

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