Economía

Galadí, empresario de oro

El expresidente de la Federación del Metal y de la Confederación de Empresarios de Sevilla reclama un nuevo resurgir del empresariado honesto y comprometido durante el acto de entrega de la Medalla de Oro de la Cámara de Comercio.

el 25 feb 2014 / 22:52 h.

TAGS:

«Hay que empezar de nuevo. La catarsis a la que asistimos ha mudado las cosas. Las ha puesto del revés. La verdad se ha debilitado; la razón es demasiado tímida y la justicia no es igual para todos», sentenció ayer Antonio Galadí al recoger la Medalla de Oro de la Cámara de Comercio, en un discurso en el que reivindicó el papel que tuvieron los empresarios en la lucha por la democracia y reclamó el mismo empuje ahora, cuando la crisis económica parece querer llevarse por delante los valores que alumbraron aquella victoria. «Somos veteranos de guerra», dijo, para referirse a esa «contienda incruenta que nos exigió vencer a los demonios del pasado», convirtiendo al empresariado en «faro y luz de guía de la España democrática». Repasó el expresidente de la Federación del Metal (Fedeme) y de la Confederación de Empresarios de Sevilla (CES) su paso por esta última durante siete años, con la intención de «borrar la imagen del empresario insolidario y abusivo» y afianzando «la certeza de que sin empresas no se puede avanzar», durante una época en la que se confesó obsesionado por «una Sevilla joven, fuerte, dinámica, culta», que fuese espejo para toda España. «Lamentablemente apareció el ángel exterminador de las ilusiones», se quejó luego, el de «la subordinación y la autocomplacencia». Pero junto al problema, sugirió Galadí la solución: «Hay que salvar del naufragio lo que sabemos que nos mantendrá a flote. Hay que salvar el optimismo, la honestidad, la determinación, el compromiso con la empresa y sus trabajadores, la osadía, la certeza de que un empresario no es un hombre que apila capital, sino un ciudadano que crea riqueza y sabe distribuirla». Galadí insistió en que «volver a empezar no es una derrota sino una propuesta estimulante», y abogó por recuperar la confianza de la sociedad en las organizaciones patronales, los sindicatos y los partidos políticos y por «poner a prueba nuestro espíruto de empresarios, nuestra capacidad para sobreponernos a los malos tiempos». «Creo en el empresario como agente de cambio social», insistió en un discurso emotivo, en el que se emocionó y emocionó a los asistentes. No olvidó Galadí reivindicar a su familia –a un padre que sacó adelante no sólo a once hijos, sino también su empresa familiar, gracias a su determinación– y a los amigos que lo acompañaron, sobre todo en el mundo asociativo, como «el querido y recordado Fernando Guerrero» o «Paco Herrero, mi amigo y mi adversario», dijo, en cuyas reuniones «saltaban chispas». Pero tampoco olvidó Galadí reivindicarse, como empresario, y sobre todo como empresario honesto: «Ha llovido mucho en estos últimos tiempos y las calles estaban embarradas. Mis zapatos siempre estuvieron limpios. Y entré a presidir la CES con más patrimonio con el que la dejé», aseguró. Limpios, insistió, «como los de mi padre. Hemos sido muchos los empresarios que no sucumbimos a la tentación de mancharnos el traje». Había dicho Galadí que no sabía hablar de él y lo hizo, en su nombre, el expresidente de la Cámara de Comercio Ramón Contreras, que le reconoció el haber sabido «prestigiar la figura de los creadores de riqueza» desde las organizaciones que ha presidido. «Nuestro homenajeado fue un claro exponente de virtudes tan simples, pero para muchos tan inalcanzables, como la inteligencia, la disciplina, la modestia, la tenacidad, la constancia y sobre todo, el trabajo, las muchas horas de trabajo y dedicación», afirmó. Recordó Contreras sus inicios en la empresa familiar de radiadores de automóviles; el inicio de su vida familiar en Córdoba –donde nacieron sus tres primeros hijos– y su traslado a Sevilla –donde recibió a los dos últimos–; su incorporación a Fedeme, que lideró durante 12 años y su desembarco, al principio simultaneando ambos cargos, en la presidencia de la CES, donde «se significó por su defensa apasionada de los intereses empresariales, reclamanco una y otra vez mayores inversiones, mejores infraestructuras y todas aquellas iniciativas que pudieran redundar en el desarrollo de la ciudad y la provincia». En su segunda etapa en la CES, a partir de 2009, sufrió ya «la pesada carga de una crisis económica que vivía su apogeo», que sorteó, insistió Contreras, no sólo con «valentía», sino «con la sonrisa en los labios, con el puro en la boca, con la cordialidad del viejo amigo que jamás rehúsa el abrazo, el afecto, la palabra amable». Fue el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, el encargado de dar la bienvenida a un acto que se celebró en los Reales Alcázares y en el que también intervino el presidente de la Cámara, Francisco Herrero, que definió a Galadí como «un gran empresario» y «un gran amigo» al que puso de ejemplo para las nuevas generaciones. A la entrega de la medalla y en el cóctel posterior asistieron asimismo un gran número de representantes del mundo empresarial sevillano y andaluz.

  • 1