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'gallo' o el interior de un poeta

Reza la sabiduría popular que el tamaño no importa, que lo bueno si breve es bueno por partida doble, que menos es más. Y las palabras de la tradición, en ocasiones, se cumplen.

el 15 sep 2009 / 16:53 h.

Reza la sabiduría popular que el tamaño no importa, que lo bueno si breve es bueno por partida doble, que menos es más. Y las palabras de la tradición, en ocasiones, se cumplen. Por ejemplo: Federico García Lorca impulsó, en 1928, una publicación consagrada al arte joven. De nombre gallo, la subtituló 'revista de granada' ?sic al canto?, y reunió a los creadores que despuntaban en aquel momento, y que después figurarían en las enciclopedias: Dalí, Guillén, Bergamín, Ayala. Colaboraban con él dos jóvenes miembros del Ateneo de Granada, Enrique Gómez Arboleya y Manuel López Banús, que abandonaron la literatura con el fin de gallo: dos números, uno en febrero-marzo y otro en abril, y el silencio.

Si viajan a Madrid antes del próximo 30 de noviembre, acérquense a la Residencia de Estudiantes y visiten gallo. Interior de una revista. 1928, una exposición que no sólo recorre la historia e intrahistoria de la publicación ?su comisario, el poeta Luis Muñoz, la ha organizado según un hilo narrativo: el antes, el durante, el después?, sino que retrata una época, el punto de inflexión que marca ?según el propio Muñoz? "el final del juego". En esta resurrección de gallo abundan los originales, las cartas que revelan peticiones de textos, aspiraciones, manifiestos futuros; se exhiben los ejemplares de gallo que pertenecieron a Cernuda o Juan Ramón Jiménez, algunos de los originales de Dalí que ilustraban la revista, fotografías del grupo que hizo posible aquel milagro granadino, ya suponen, tan breve como intenso.

"¡No nos abandones!", suplican Gómez Arboleya y López Banús en una divertida carta. Se dibujan, también, brincando entre llamadas a Lorca, que no arranca con el tercer gallo: "responde y no seas malo".

Una situación personal complicada, el éxito del Romancero y su inminente viaje a Nueva York impidieron a Lorca continuar con la aventura. Esta exposición deleitará a los mitómanos, satisfará a los curiosos, porque muestra no ya el interior de una revista, sino el de un poeta.

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