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García Garrido será delegado del Gobierno y Espadas senador

El PSOE resuelve el vacío institucional del alcadable y releva a López Garzón

el 14 oct 2010 / 20:08 h.

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Luis García Garrido posa en Obras Públicas antes de salir del Gobierno andaluz.
El Consejo de Ministros nombrará hoy a Luis García Garrido delegado del Gobierno en Andalucía en sustitución de Juan José López Garzón. El ex consejero de Obras Públicas de la Junta dejará vacante su escaño en el Senado y permitirá al PSOE-A cerrar una operación política largamente diseñada y pactada con Madrid para aupar a la Cámara Alta al candidato socialista a la Alcaldía de Sevilla, Juan Espadas. El PSOE estaba firmemente convencido de que el alcaldable socialista necesitaba un soporte institucional desde el que hacer con menos problemas su campaña para las elecciones municipales del próximo mes de mayo. Sevilla es una plaza crucial en esos comicios y lo que ocurra en la capital será un termómetro para las próximas elecciones autonómicas. Espadas sería nombrado senador por la comunidad autónoma en el Parlamento a propuesta del grupo socialista previsiblemente en el próximo pleno, dentro de dos semanas. Su incorporación al escaño será inmediata, confirman fuentes del Ejecutivo andaluz.

Desde el PSOE-A y el Gobierno admiten que han sido muchos los factores que han contribuido a este relevo. Es determinante que en el partido a todos los niveles, en la dirección regional, local y también en Ferraz -aseguran- estaban convencidos de la importancia de que Espadas tuviera un cargo institucional que reforzara su perfil político. El alcaldable socialista de Sevilla salió del Gobierno andaluz, donde dirigía la cartera de Vivienda y ahora no ocupaba ningún sillón oficial, lo que le ha dificultado en varias ocasiones su campaña. "No era un empeño de Juan Espadas, era lo que queríamos todos. Es el reconocimiento de que es un activo muy importante, es un espaldarazo", señalaron desde el entorno de José Antonio Griñán. La idea se estaba madurando desde hace muchos meses, reconocieron, aunque fue a partir de septiembre, a la vuelta de verano, cuando se convirtió en un asunto prioritario. De hecho, hace meses se barajó la posibilidad de que Espadas ocupara precisamente la Delegación del Gobierno, pero muchas voces relevantes en el PSOE no veían esa operación.

La designación de Espadas como senador abrió un complicado debate interno dentro del PSOE, un partido en el que los equilibrios territoriales siempre juegan un papel fundamental. ¿En lugar de quién se aupaba al sevillano al Senado? Había, por cupo legal, tres posibilidades. El gaditano Luis García Garrido, el jiennense Francisco Vallejo y el sevillano José Antonio Viera, secretario local del PSOE. La primera opción que se barajó fue la de García Garrido, lo que levantó las suspicacias de los socialistas gaditanos, que además viven con la dirección regional de San Vicente cierta tensión acumulada desde el congreso regional y acrecentada por la designación de candidatos municipales. Cádiz inmediatamente apuntó a Viera, cuyo escaño se ha considerado intocable, por su doble papel como dirigente local del partido.

Finalmente, la operación política ha sido una carambola que ha cerrado varios frentes. No era ningún secreto que los socialistas andaluces y el propio Gobierno andaluz no veían a Juan José López Garzón como la persona idónea para ocupar un cargo tan relevante como la delegación del Gobierno cuando se aproxima una campaña electoral larga y feroz. El perfil del onubense, que llegó a la Plaza de España en 2004, se aleja del de un político dispuesto a confrontar con el PP o a entrar de lleno en la refriega política. No lo ha hecho en todos estos años. Ayer se despidió de sus colaboradores más cercanos y anunció que se incorpora a su plaza como profesor en la Universidad de Sevilla.

Era "una opinión generalizada", según fuentes socialistas, que era necesario un relevo en este puesto. Como ejemplo, varios cargos relevantes apuntaron ayer al papel desempeñado por Garzón tras la presentación de los últimos Presupuestos Generales del Estado. Ha sido la Junta, los consejeros y los delegados provinciales los que han defendido los números y la inversión del Gobierno de Zapatero frente a los ataques frontales del PP, apuntan. Un hecho que le ha valido a Griñán críticas por su "sumisión" y su "servilismo" hacia La Moncloa.

García Garrido, estrechamente vinculado a Luis Pizarro, tampoco es un político muy mediático ni con facilidad para dar titulares redondos, admiten desde sus propias filas, pero acumula una larga trayectoria y aseguran que ya ha acreditado que es un trabajador "disciplinado" e "incansable". El gaditano accedió a la Junta como director general en 1985 y un año después sería nombrado viceconsejero de Cultura, después de Medio Ambiente y finalmente de Obras Públicas. En ese departamento dejaría de ser el eterno vice para dar el salto y ser nombrado consejero de Obras Públicas. Era la espinita clavada que tenía Griñán, que lo tuvo que sacar de su Gobierno en el último minuto para encajar a Rosa Aguilar. Ahora García Garrido vuelve a Andalucía y el PSOE cierra tres frentes: encuentra un hueco para Espadas en el Senado; releva a López Garzón; y templa los ánimos con los socialistas gaditanos. Toda una carambola política.

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