Economía

General Motors acuerda con Magna la venta de su filial Opel

El fabricante de componentes austriaco-canadiense Magna recuperó ayer su posición de favorito en la pugna por Opel, tras alcanzar un acuerdo con General Motors (GM) en una agitada jornada en la Cancillería alemana, presionada para dar una respuesta europea a su venta. Los títulos de GM se desplomaron por debajo del dólar.

el 16 sep 2009 / 03:32 h.

Gemma Casadevall (EFE)

El fabricante de componentes austriaco-canadiense Magna recuperó ayer su posición de favorito en la pugna por Opel, tras alcanzar un acuerdo con General Motors (GM) en una agitada jornada en la Cancillería alemana, presionada para dar una respuesta europea a su venta. Los títulos de GM se desplomaron por debajo del dólar.

Magna, que a media mañana de ayer había amenazado con seguir los pasos de Fiat, el otro inversor interesado en Opel, y abandonar las reuniones, convenció primero a la matriz estadounidense y después, ya con su visto bueno, envió a Cancillería su plan.

La nueva propuesta llegó a manos de los expertos y secretarios de Estado gubernamentales mientras el ministro de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, advertía que ello no garantizaba que la reunión prevista para abordar la venta acabara en acuerdo.

Guttenberg aludía así a lo ocurrido la noche del pasado miércoles, en la que tanto él como su colega de Finanzas, Peer Steinbrück, comparecieron ante los medios tras horas de reunión, sin resultado positivo alguno y acusando a la parte estadounidense de presentar cifras por sorpresa.

Dos días después, las presiones sobre Berlín han llegado desde varios flancos: los interlocutores de GM se enojaron, algunos socios de la UE con plantas de Opel recelan del unilateralismo germano al buscar un futuro a la filial europea y los inversores potenciales empezaron a cansarse y a abandonar el barco, al menos, estratégicamente.

Magna, con una plantilla de 70.000 empleados en 25 países, cuenta con la ayuda para su operación en Opel del consorcio ruso GAZ, que produce desde turismos y camiones hasta vehículos blindados. La oferta inicial que hizo Magna a Opel prevé una inversión propia y del banco ruso Sberbank de 700 millones de euros, de los que una parte estaría garantizada por el Gobierno alemán.

Por lo que se conoce de sus planes, Magna -al igual que Fiat- se planteaba recortar unos 10.000 empleos, del total de 52.000 que tiene Opel en varios países europeos (Alemania, Suecia, el Reino Unido, Bélgica, Polonia y España), de los que 25.000 corresponden a las plantas germanas, donde está la central.

La decisión última respecto al futuro de Opel corresponde a General Motors y al gobierno de EEUU, pero el papel de Berlín es fundamental, como principal avalista de los créditos que precisará la filial europea. La casa matriz anunció el miércoles su separación total de Opel tal como exigía Alemania.

Las acciones de GM cayeron por debajo de la barrera psicológica de un dólar en la Bolsa de Nueva York, la primera vez que ocurre en la historia del fabricante de vehículos. Menos de dos horas antes del cierre, GM caía por encima del 30%, con sus títulos cotizando a 77 centavos de dólar, en medio de la incertidumbre sobre su futuro. El grupo tiene de plazo hasta el lunes para llegar a un acuerdo con los acreedores para evitar la quiebra.

Los principales acreedores de la multinacional aceptaron ayer una nueva propuesta de canje de deuda formulada por el Departamento del Tesoro, un paso clave en la viabilidad de la compañía, si bien aboca previsiblemente a un proceso de tutela judicial.

Por su parte, la UE logró ayer que el Gobierno alemán se comprometiera a seguir liderando la negociación con GM y las autoridades estadounidenses para salvar a Opel con el claro objetivo de lograr una "solución europea" para la compañía. Representantes de 18 Estados miembros acudieron ayer a la reunión urgente convocada por la Comisión Europea (CE) para analizar la situación de Opel.

La cita, a la que acudió el ministro de Industria, Miguel Sebastián, fue organizada a petición de varios países descontentos por la escasa información facilitada por el Gobierno alemán sobre las negociaciones y el miedo de que Alemania diera prioridad a sus plantas de Opel en detrimento de las factorías en otros países.

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