Tan sólo un día después de declarar la mayor bancarrota industrial de la historia de EEUU, General Motors anunció ayer que ya ha logrado comprador para su marca de todoterrenos Hummer. Mientras tanto, los trabajadores europeos de Opel siguen preocupados por su futuro, aunque el Gobierno español aseguró que luchará con "uñas y dientes" por Figueruelas.
La empresa General Motors (GM) anunció ayer, un día después de que declarara la bancarrota, que ha llegado a un principio de acuerdo para la venta de su marca Hummer de vehículos todoterreno. GM no identificó ni el precio ni el comprador potencial -aunque The New York Times informó en su web que se trata de la china Sichuan Tenghong Heavy Industrial Machinery-, pero añadió que la transacción salvará unos 3.000 puestos de trabajo en EEUU. Hummer es la versión comercial del vehículo militar Humvee. El acuerdo estipula que el comprador realizará una inversión significativa para financiar el futuro de los productos Hummer, según GM.
General Motors declaró el pasado lunes la mayor quiebra industrial de la historia de Estados Unidos al obtener el permiso del Tribunal de Bancarrotas en Manhattan (Nueva York) para vender sus activos tras acumular una deuda de 172.800 millones de dólares.
La que fuera su filial europea Opel, de la que se han hecho cargo el Gobierno alemán y Magna y que cuenta con su planta más productiva en Figueruelas (Zaragoza), recibió ayer 300 millones, la primera parte del crédito puente por un montante de 1.500 millones.
El ministro de Industria, Miguel Sebastián, manifestó en la capital aragonesa, tras visitar la planta de Opel, que es el momento de la "ofensiva" tras el acuerdo entre Magna y GM para que la primera adquiera las plantas europeas de Opel. Sebastián recordó su viaje hoy a Ruesselsheim (Alemania) para abordar con el consejero delegado de General Motors Europa, Carl-Peter Forster, el futuro de la planta de Figueruelas y mañana a Rusia para contactar con el banco ruso Sberbank, que junto con la canadiense Magna será uno de los principales accionistas de Opel. Y agregó que la defenderá "con uñas y dientes".
Por su parte, CCOO solicitó a Magna que "aparque las nacionalidades" a la hora de desarrollar su nuevo proyecto y que lo base en criterios económicos e industriales, informó ayer el sindicato. Según el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, unas 10.000 personas pueden perder su trabajo en las plantas europeas de Opel en la reestructuración que sufrirá el constructor automovilístico.
