En abierto para el cielo de la Cartuja, el cantante y guitarrista Gilberto Gil inauguró anoche en la Fundación Tres Culturas el Festival Territorios. Fue un concierto cálido en el que el ministro de Cultura brasileño dio a conocer nuevas canciones y demostró que, cuando se tienen buenas ideas, es factible hacer política.
Máximo impulsor en su país del software libre, del acceso a internet gratuito y defensor de pioneras iniciativas sociales, Gilberto Gil es, ante todo, "un hombre que canta, que cuenta cosas con una guitarra". Así ha sido siempre y así continúa siendo porque "el despacho y el escenario son dos tareas que se pueden compaginar, la una respeta a la otra y las interferencias que puede haber, yo las convierto en positivas", dijo ayer durante un encuentro con la prensa horas antes del concierto.
Gil, acompañado únicamente por su hijo, brindó un concierto de pequeño formato, acústico y sencillo, en la mejor tradición de la canción de autor. En apenas dos horas recorrió 40 años de canciones y estrenó algunos de los temas del álbum que verá la luz en junio. "Me quedan muchas cicatrices tropicalistas", afirmó en recuerdo del grupo que formó con Caetano Veloso en los años 60.
El cantante, que recordó como "Iberoamérica está llena de elementos tomados del Mediterráneo", aseguró que su música, como su política, "tiene el compromiso de ayudar a que el mundo sea un poco mejor". "En el año 2003 participé como ministro y como cantante en las Naciones Unidas", rememoró para dar buena cuenta del singular maridaje que ha hecho entre sus dos profesiones.
"Siempre hay que defender la música" -continuó diciendo- "sin ella el mundo ya se habría extinguido hace mucho". Y no es una aseveración gratuita: "Cuando los portugueses llegaron por primera vez a Brasil lo primero que hicieron fue mostrar a los indios su música y éstos, a su vez, le enseñaron la suya, que era la samba". Enmarcado en una legendaria genealogía de grandes artistas latinoamericanos, Gilberto Gil cree que hoy, gracias a internet, "es más sencillo llegar al público", pero a la vez, "la competencia puede resultar infranqueable".
El músico, que hizo ayer una encendida defensa de la cultura popular, reconoció que no considera negativo que "Brasil se asocie con fútbol, mujeres y caipiriñas": "Mi país está lleno de estereotipos pero es lógico. Ronaldinho es una forma fácil de distribuir tópicos pero no es negativo en sí mismo. No nos debe incomodar, son las formas naturales de promocionar una cultura", aseguró. Su música, rítmicamente sencilla y melódicamente rica en alusiones a formas populares, viene a defender su discurso. "Espero que el público sienta feliz al escucharla porque es lo mejor que sé hacer", concluyó.
