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Goles desde el agotamiento

Bacca camina a una velocidad goleadora superior al del pasado curso, ya que igualó su registro en Liga (14), pese a que da claras señales de atravesar un estado físico muy alejado del idóneo.

el 24 feb 2015 / 11:02 h.

El jugador del Sevilla FC Carlos Bacca. / Manuel Gómez. El jugador del Sevilla FC Carlos Bacca. / Manuel Gómez. La estrella del Sevilla, su goleador y hombre franquicia, Carlos Bacca, alcanzó en San Sebastián el mismo número de goles (14) en Liga que los anotados en el pasado ejercicio. Una buena cifra para el delantero titular nervionense, sobre todo teniendo en cuenta que aún restan 15 jornadas para que finalice el campeonato. Este logro alcanzado por el colombiano choca de frente con las sensaciones que transmite el goleador sobre la hierba. Bacca atraviesa un nefasto momento físico, lo que interviene decisiva en su forma de jugar y en las prestaciones que ofrece para el equipo. En Anoeta, para no ir más lejos, el 9 sevillista sólo intervino en el gol. Para un goleador puede ser suficiente, pero no para un equipo como el sevillista. Necesita más de todos los que salten al campo. No es sólo una cuestión numérica. Hacen falta más cosas. ¿En qué ha cambiado Bacca? Las sensaciones que ofrece el delantero en esta temporada son las de un jugador que en ningún momento ha alcanzado un pico alto de forma. Siempre se ha movido en un 60%, por mucho que él haya tratado de negarlo. Desde su llegada a la pretemporada, tras un Mundial que se perdió casi por completo por lesión, no ha sido el mismo Bacca que abandonó en verano la capital andaluza para marcharse a su país. Su juego ha variado a hombre de área, que busca el pase al desmarque y no se la juega en la pelea con los centrales. Esas pequeñas batallas que antes ganaba sin dudar, ahora ni siquiera las mantiene. No gana un balón aéreo. Es otro. Incluso cuando juega con Gameiro (que tampoco anda bien) ya es diferente. El pasado año era Bacca el que salía del área para controlar de espaldas a portería, dejando el desmarque al espacio al francés. Frente al Espanyol en Copa, por ejemplo, se les vio haciendo el mismo papel, entrando en una trampa que ellos mismos crearon. Se puede estar viviendo la mutación de un jugador que desarrolla otro rol o que encamina su fútbol hacia otros horizontes. Hay pocas dudas –si no media lesión– de que Bacca superará (le faltan cinco) los 21 goles marcador el pasado año. Su registro goleador en España habrá mejorado. Su valor como delantero a nivel mundial será mayor. Toda una serie de halagos y parabienes que, por contra, no están ayudando al equipo. Una contradicción en toda regla. Aun así, Bacca es una pieza vital. Tanto es así, que Unai Emery no ha tenido dudas a los largo de la temporada en ponerlo, jornada sí y jornada también, a pesar de no encontrarlo tan fino como quisiese. Donde sí le ha dado descanso al sudamericano ha sido en la Europa League, competición donde se hizo grande el propio Bacca. Su titularidad indiscutible en Liga también se ha debido a las lesiones de Kevin Gameiro. El francés fue el perfecto suplente de Bacca cuando la competición europea se puso seria el pasado año. Gameiro fue titular en la recta final de Liga, dejando que el colombiano descansase un poco el fin de semana. Esta temporada se puede vivir algo igual, dependiendo de hasta dónde pueda llegar el Sevilla. La tardía irrupción de Iago Aspas, con su posterior lesión, ha vuelto a dejar a Bacca como único estilete durante demasiado tiempo. Es la historia de nunca acabar para el goleador. Juega siempre, esté como esté, y responde con más juego que goles. Su papel en los triunfos sigue siendo fundamental.

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