Santiago Herrero vivió ayer probablemente uno de los días más complicados de su trayectoria profesional. No por poner fin a su responsabilidad al frente de la patronal andaluza CEA tras tres mandatos (doce años), sino por hacerlo en un momento muy delicado, justo cuando está citado para declarar el próximo 5 de marzo como imputado por un presunto delito de estafa a raíz de la denuncia de un grupo de empresas constructoras a las que se les adeuda 600.000 euros por trabajos realizados en una promoción de 583 VPO de Sevilla Este.
Lo más esperado de la jornada electoral que ayer vivió la CEA y en la que se cumplió con el guión esperado el presidente de la patronal malagueña Javier González de Lara, único candidato, recibió un espaldarazo casi unánime con el beneplácito del 93,2 por ciento de los votos fue, sin duda, el discurso de despedida de Herrero, quien enfatizó el carácter estrictamente personal de su decisión de no renovar mandato, tomada hace mes y medio. Para otras interpretaciones, consúltese la cronología, apostilló. No dudó, tampoco, en congratularse por ser el primer presidente de los empresarios andaluces que completa su mandato los demás dimitieron antes y enmarcó en la coherencia su renuncia a la vicepresidencia que ocupaba en la CEOE que, según desveló, Juan Rosell le había ofrecido que agotara hasta final de año.
Pese a no continuar al frente de la CEA, el presidente saliente anunció que sí mantendrá otras responsabilidades y continuará como patrono de la Fundación para el Desarrollo del Sur de Europa, la entidad adscrita a la CEA y responsable de la promoción inacabada de VPO Isbylia de Sevilla Este, que es la que ha provocado su imputación, hasta que los proyectos lleguen a su término y se resuelva la situación actual.
En los juzgados no solo está la denuncia presentada por los subcontratistas por impago, sino también otras interpuestas por los adjudicatarios de esos inmuebles que, desde hace cinco años, ni tienen sus viviendas ni el dinero que adelantaron los que han renunciado a ellas. De hecho, ayer varias decenas de afectados se apostaron ante las puertas de la sede de la CEA, junto a un grupo de subcontratistas, para recordar con cacerolas y pitidos que aún no hay solución a su problema.
Herrero, a quien se le quebró la voz en varias ocasiones por la emoción al recordar a sus colaboradores y a su familia, fue arropado por el numeroso auditorio que seguía sus palabras con atención y que le aplaudió con fuerza en esos momentos para que pudiera terminar su discurso, plagado de agradecimientos.
Se mostró muy satisfecho por cómo se ha producido su relevo ante la unanimidad en torno al candidato que él avaló no es un ejercicio de autoridad, sino de consenso y responsabilidad, aseguró y abundó en que no hay que perpetuarse en los cargos y que era necesario un cambio generacional y de imagen.
EL PAPEL DE LARA // El primer discurso del recién elegido presidente de la patronal andaluza, el malagueño Javier González de Lara, tuvo que hacer equilibrismo entre las palabras de elogio y reconocimiento hacia la figura de quien lo propuso, y el desmarque del modelo y de la estructura que hereda de sus manos, con una organización en una penosa situación financiera y en el momento más álgido de pérdida de credibilidad. Con este complicado sudoku, González de Lara planteó a los centenares de empresarios presentes las que serán las líneas estratégicas de su mandato y que se regirán por el rigor y la transparencia, tanto en la gestión económica y empresarial de la organización, como en términos de profesionalidad y exigencia.
Por ello, los cambios que promoverá implicarán, entre otras cuestiones, el lógico relevo generacional con el que la patronal perseguirá ser más eficiente en su vocación de servicio, más humilde y más austera para recuperar el prestigio social perdido. Junto a ello, habrá renovación de las estructuras y del organigrama y una reconfiguración del modelo organizativo, mejorando la vertebración territorial. La nueva patronal deberá mirar más a las empresas, sin olvidarse de las pequeñas, y escuchar sus inquietudes y necesidades.
Será éste un pilar fundamental para devolver la tan necesaria independencia económica a la CEA capítulo sustancial que evocó y a la que tratará de retornar gracias a las cuotas y a los servicios remunerados de formación, asesoría, internacionalización, apoyo en la búsqueda de financiación alternativa, enumeró, entre la oferta. La patronal, abundó, ha de ser una herramienta de servicios de valor al afiliado.
En su reflexión sobre la situación actual, además de ofrecer a la Junta la voluntad de diálogo en la búsqueda de soluciones y para la creación de empleo, reservó un sitio especial para la ética. Sin ética no hay éxito económico ni empresarial, ahondó. Hoy, a los empresarios se nos exige mayor transparencia y elevados niveles de ética en nuestras actuaciones,
Colaboración público-privada, alianzas entre empresas para que sean más competitivas y fomentar condiciones favorables para atraer la inversión son algunas de las pinceladas para la recuperación que esbozó. Pero en el caso propio, señaló que la CEA necesita recomponer su identidad propia, constató, y una renovación que, a veces, es un proceso doloroso que requiere recortar estructuras e impulsar ajustes.
Por delante tiene el reto de diseñar un nuevo sistema organizativo con el compromiso de mantener el código genético de la CEA. Pero poco más. Este pintor fascinado por los paisajes marinos tiene el lienzo en blanco.
