El ex presidente del Gobierno Felipe González dijo ayer que los obispos se creen "en posesión de una verdad absoluta" y quieren "salvar" a los españoles de "sus errores". "Y estamos hartos de que nos salven", afirmó. González, que recogió en San Sebastián el premio Ramón Rubial a los valores socialistas, contrapuso la figura del que fue presidente del PSOE -"un hombre paciente y sin rencor"- a la de los obispos que dicen que "la laicidad es contradictoria con la Constitución y que eso es lo que va a perjudicar a la democracia".
El ex presidente González realizó estas manifestaciones coincidiendo con el debate público en torno a las relaciones entre la Iglesia y el Estado. En el Congreso, todos los grupos parlamentarios, con excepción del PP, apoyaron ayer que la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, explique mañana ante la Cámara Baja la situación de las relaciones entre el Estado y la Iglesia tras las últimas críticas de los obispos al Ejecutivo.
La Diputación Permanente del Congreso debatió una petición de los grupos de IU-ICV y el PNV para que la vicepresidenta acuda a la Comisión Constitucional para informar del estado actual de las relaciones con la Iglesia católica, pero este requerimiento no se llegó a votar tras constatar los proponentes que Fernández de la Vega ya había solicitado comparecer a petición propia. En nombre del grupo popular, la diputada María Salom explicó que los "populares" se habrían abstenido en caso de haberse votado la cuestión. "No estamos interesados en que el Parlamento se convierta en un nuevo escenario de insultos del Gobierno hacia los católicos y a quienes defienden la familia", justificó.
Según Salom, en España se vive una "reacción" contra los católicos, "insultados y amenazados" por el Gobierno.
