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González revela que en 1989 rechazó "volar" a la cúpula etarra

El ex presidente se muestra convencido de la inocencia del ex ministro Barrionuevo por el GAL y defiende al general Galindo y Vera.

el 07 nov 2010 / 08:33 h.

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El ex presidente Felipe González, en un acto de la UE en Almería.

El ex presidente del Gobierno Felipe González hizo ayer algunas impactantes revelaciones sobre sus 14 años en el poder. Por ejemplo, el dirigente socialista afirmó que pudo haber ordenado "volar" a toda la cúpula de ETA al final de los 80 en una reunión que detectaron en Francia y admite que aún en la actualidad duda de si actuó correctamente.

Así lo asegura González en una entrevista con Juan José Millás que ayer publicó El País , recogida por Efe, en la que se muestra convencido de la inocencia del ex ministro José Barrionuevo y confiesa que vivió con incredulidad primero y después con sufrimiento los casos de corrupción de su etapa al frente del Ejecutivo.

"Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA", relata el ex presidente en la entrevista, en la que señala que fue en 1989 o 1990 cuando le llegó una información sobre el lugar y el día de una reunión de toda la dirección etarra en el sur de Francia. Explica que era imposible la detención por parte de efectivos españoles porque la reunión era fuera del país, y que, a diferencia de lo que pasaría hoy, era muy escasa la posibilidad de que la operación la llevara a cabo Francia.

"En aquel momento sólo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés", añade el ex presidente, quien optó por no actuar. Una decisión que afirma que todavía no sabe si fue la correcta: "No estoy planteando -aclara- el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos podría haber ahorrado".

Estas revelaciones fueron rápidamente contestadas por PP y PNV. El portavoz del PP en el Parlamento europeo y ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, criticó que algunos gobernantes "pasen de asesinar a negociar" con los etarras. "Mientras, el presidente del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuzar, señaló que el que González "haya tenido la duda de si matar o no" a la cúpula de ETA "habla muy mal de un presidente democrático".

También se refiere González al secuestro en 1983 por los GAL en Hendaya del ciudadano hispano-francés Segundo Marey, hecho por el que fue condenado años después, entre otros, el ex ministro José Barrionuevo. El ex presidente hace un amago de revelar algún detalle sobre este asunto, pero se retracta diciendo que "todavía hoy no se puede contar" y explica que a Marey lo salva la orden del ex ministro de que sea liberado. Señala que tenía el intercambio de comunicaciones telegráficas con Francia para reconstruir lo que sucedió, pero lamenta que el Tribunal Supremo no le admitiera esa prueba.

Para él, Barrionuevo nunca se lucró de sus puestos, y aunque reconoce que es más difícil de demostrar, considera que tampoco lo hizo el ex secretario de Estado Rafael Vera, de quien recuerda que aún tiene embargado el chalet que era de su esposa. Con lo ocurrido con ellos cree que se abrió un debate "ridículo" sobre el uso de los fondos reservados.

González califica de "gran tipo" al general de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, condenado como inductor del secuestro, torturas y asesinato de los etarras Lasa y Zabala, se muestra seguro de que no participó en la muerte de ambos y subraya que sólo lo conoció cuando abandonó su responsabilidad. También sostiene que no conocía a Luis Roldán porque no interfería en los nombramientos de los segundos niveles de los ministerios.

El primer presidente socialista de la democracia confiesa que vivió "con absoluta incredulidad" primero, y después con sufrimiento, todos los casos de corrupción de su época. "Nunca hice un ejercicio sano de cinismo, como veo que ahora hace Rajoy pidiéndole al Santo Apóstol que le ayude a limpiar la vida pública mientras Camps se golpea el pecho a su lado", puntualiza antes de lamentar que la democracia sea hoy una "mediocracia: democracia mediática y mediocre".

En el terreno personal, desvela que, si tuviera los ahorros suficientes, su mayor aspiración sería tener "un pedacito de tierra", y reconoce que ser hijo suyo "debe ser una putada sangrienta".


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