Antena 3 estrena hoy domingo los nuevos capítulos de Doctor Mateo, que continúa su rodaje en el imaginario pueblo costero asturiano de San Martín del Sella; de lunes a jueves Gonzalo de Castro atiende su "consulta" y los fines de semana se sube a las tablas en cualquier punto de España con la obra teatral Glengarry Gleen Ross, junto a Carlos Hipólito y Ginés García Millán.
El actor madrileño confiesa que el teatro es "el único lugar donde realmente" se encuentra "cómodo como actor", y que se siente "un privilegiado" por poder compaginarlo con la serie Doctor Mateo, un "sacrificio" que lleva a cabo "por placer".
No hace "esa televisión que hace mucha gente a veces con rueda de molino", ya que la serie que protagoniza está "muy bien escrita", y la eligió a conciencia, porque tras el éxito de 7 vidas tuvo la "fortuna" de tener una oferta como esa y el "acierto" de esperar, tras rechazar muchos papeles que remitían al apocado Gonzalo de la mítica serie que se emitió de 1999 a 2006 en Telecinco.
Su situación vital se lo permitió, ya que, a veces, los actores tienen que "hacer cosas que no apetecen, porque hay que pagar la casa y tener a los hijos alimentados", algo que dice no es su caso.
También tiene claro que el doctor Mateo, un "personaje estupendo", que le ha procurado premios como el Ondas en 2009 y el más reciente TP de Oro, acabará algún día "en un armario, para seguir avanzando" en su vida profesional, porque "encontrarse cómodo" durante mucho tiempo "es un poco peligroso".
De momento, en esta tercera temporada de Doctor Mateo veremos a un galeno "más comprometido con su persona, un tipo menos huidizo, que acepta que el amor forma parte de la vida, y que creerá en la apuesta de Adriana" (Natalia Verbeke), la maestra de la que está enamorado en la serie.
El rodaje en la tranquila localidad asturiana de Lastres se ve rodeado de tal expectación que "la Policía tiene que acordonar la zona" en que trabajan, explica el actor, a quien le apena que el pintoresco pueblo costero esté empezando a "tunear" sus casas, lo que le aleja de ese aire de pueblo "perdido en el tiempo" que tan buen resultado da a la serie producida por Notro TV.
Gonzalo de Castro reconoce que protagonizar una serie de "éxito y calidad" ayuda a que el público se "asome el teatro", porque todavía para mucha gente "parece que si no sales en la tele no existes"; también el "gimnasio teatral" le ha ayudado a sentirse más cómodo en televisión.
Además 7 vidas era una serie "muy teatral", pues se grababa frente al público y en un escenario único, después de dos días de ensayos, recuerda el actor, que no quiere pensar en más proyectos, salvo el que tiene pendiente en el cine tras finalizar su gira teatral y la serie.
Y es que en verano se pondrá de nuevo a las órdenes de Tom Fernández (La torre de Suso) para el rodaje en Asturias -"ya soy un asturiano de pro", apunta- de un guión "original y maravilloso", que protagonizará junto a Javier Cámara y Emma Suárez.
Televisión y cine se retroalimentan en lo artístico, y también por la obligación de la primera de financiar al segundo, algo que a Gonzalo de Castro le parece "estupendo" y, aunque entiende las reticencias de las televisiones, opina que éstas "se olvidan de que su concesión para emitir la obtuvieron del Estado, y uno tiene que saber devolver las cosas. Si no el cine desaparecería"
