Local

Google Books, la biblioteca en casa

Google: ese hombre orquesta de nuestras pantallas; esa página de inicio en las oficinas, en los locutorios, en los ordenadores de quienes se tambalean entre ventanas. Recurrimos a Google para abrir una cuenta de correo, lo utilizamos como buscador...

el 15 sep 2009 / 08:01 h.

Google: ese hombre orquesta de nuestras pantallas; esa página de inicio en las oficinas, en los locutorios, en los ordenadores de quienes se tambalean entre ventanas. Recurrimos a Google para abrir una cuenta de correo, lo utilizamos como buscador -de lo que les apetezca: imágenes, noticias, webs, páginas amarillas a este paso-, nuestras madres lo piden -testimonio- como base para su navegación.

Google posee un Príncipe de Asturias, igual que Margaret Atwood, pero también como Fernando Alonso. Y sin embargo -tampoco Alonso- no transforma vidas, no cocina ni barre por nosotros. La ausencia de Google nos depararía la existencia de otro cualquier emporio surgido de los ratos libres en un campus norteamericano. Y ya.

Pese a todo, Google alegra -de vez en cuando- nuestras vidas. Una de sus ramificaciones más interesantes es Google Books, una gran biblioteca que aspira -en lo virtual- a exhibir clásicos sin límites y hojear contemporáneos hasta que el copyright lo permita. Aún en sus primeros pasos -comenzó su actividad en 2004-, las cifras de Google Books apabullan: un millón de títulos, cien países de origen, cuarenta idiomas de lectura.

Ahora, en julio de 2008, Google digitaliza ya los fondos de la Universidad Complutense de Madrid; la siguiente institución española será la Biblioteca de Cataluña. Entre el nacimiento del proyecto y su llegada a España median cuatro años: no sorprende en un país en el que los editores desconocen las licencias copyleft, o en el que todavía no se aclara en qué consisten el canon digital o la propiedad intelectual, y cuál es el porcentaje real que los creadores -y no los mediadores- ganan por sus obras.

Por no hablar de los buenos bibliotecarios, quienes construyen un fondo en base a sus gustos y experiencia -no a los ejemplares nacidos de las subvenciones-, y que son una especie en peligro de extinción. Aunque Google Books no los sustituirá, imagino a un lector de un pueblo perdido buceando entre sus pdfs, topando con una novela que no conoce, pero que le zarandeará, y me basta.

  • 1