Ahojalá se acabe con los gorrillas de una vez para siempre. Pero ¡ojo!, con todos los gorrillas, no sólo con los que bajo coacción te alquilan un suelo de la calle para que aparques. Porque además de los muy molestos y generalmente malencarados que se dedican a los coches, existen otros, más limpios y suavones que, tratando de sacarte el parné, te extorsionan de igual manera o peor. ¿O es que no es gorrilla un hostelero que te dice "el jamón, la caña y los calamares fritos no van por tapas, sino por ración o media ración", que son 18?
O el jefe de taller del coche que te dice: "El ordenador detecta que su problema está en el ABS, la solución es sustituir el grupo (¡toma ya eso de "grupo"!), no se sirven piezas sueltas", son 2.000?, ¿O el zapatero remendón que te suelta "la suela no se la pego, hay que ponerle una nueva con su tacón", son 50? ¿O el del híper que te anuncia "lata de espárragos a ocho euros, comprando dos la segunda le sale por la mitad", es decir, dos 12? ¿O el del bricolage (antes ferretería) con las alcayatas, que si necesitas dos para colgar la orla de la niña que se ha licenciado en Ciencias del Mar te obliga a comprar un estuchito de ocho, son 4,15? ¿O el del gimnasio que te dice 30 euros al mes, pero la matrícula son 90? ¿O el del ADSL que te dice son 9,90 al mes, pero te oculta (minimiza se dice ahora): más suministro de línea, más identificación de llamada, más IVA, que a los tres meses son 49,99? ¿O el del móvil que...? ¿A esos gorrillas cuándo se les va a meter mano?
José María Font es abogado
