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Grafittis a prueba de bombas

Comerciantes denuncian el uso de sprays de ácido corrosivo

el 31 ago 2010 / 18:46 h.

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La ordenanza antivandálica no consigue acabar con los molestos grafitteros.
La Federación de Comerciantes del Centro de Sevilla (Alcentro) alertaron ayer del vandalismo que sufren escaparates de establecimientos del casco histórico, a través de grafittis fabricados con ácido corrosivo. El presidente de Alcentro, Enrique Arias, en declaraciones a Europa Press, calificó de "extremadamente graves" estos hechos y precisó que "un grupo de personas desconocidas está utilizando ácidos corrosivos para estampar sus firmas a modo de grafittis, lo que inutiliza todo el escaparate".
Así, señaló que "dicha acción, además de provocar gravísimos daños, es un delito de los tipificados en el artículo 264 del Código Penal y castigado con la pena de prisión de uno a tres años y multa de 12 a 24 meses, al causar daños en propiedad ajena, y ser la cuantía del daño superior a 400 euros, como es el caso de todos estos escaparates". "No nos encontramos ante simples grafittis castigados con una ordenanza administrativa, sino ante un delito castigado con penas de prisión, precisamente por la utilización de sustancias corrosivas, que ponen en peligro no sólo los bienes ajenos, sino la propia integridad de los delincuentes", destacó.

Estos actos vandálicos, que no se repetían desde septiembre de 2005, según recordó Arias, se han sucedido en el entorno de Plaza de Armas y Arjona, San Pablo y la calle Francos. Están siendo investigados.
"Todos los comerciantes de estas zonas nos estamos movilizando con denuncias ante la Policía, visionado de las imágenes de cámaras de vídeos y contratación de detectives, a fin de identificar a los responsables y evitar estos hechos", apuntó el presidente de Alcentro, quien instó a quienes no hayan denunciado "que lo hagan a través de Aprocom o directamente ante la Policía".
Asimismo, reclamó "mayor eficacia" a la Policía en "la identificación de estos sujetos, control y vigilancia de la zona y su puesta a disposición judicial en el momento de su detención".

Según la ordenanza antivandálica, que aprobó el Ayuntamiento de Sevilla en 2008, realizar un grafitti, sin tener en cuenta sus componentes, puede acarrear una multa de entre 750 y 3.000 euros. Pese a esto, el año pasado, los operarios de Lipasam tuvieron que retirar una veintena de pintadas al día de las fachadas de la ciudad, aunque la cifra representa casi un 30% menos que en 2008, antes de la normativa.

La Asociación de Comerciantes del Centro ya advirtió hace unas semanas de que "cada vez hay más pintadas" y que "si no se ven tanto es porque se nos obliga a una inversión para mantener las fachadas limpias y a una profunda organización". Ahora, la limpieza de estas pintadas resulta imposible y los daños suponen una inversión mayor al tener que sustituir los elementos dañados por tales sustancias, si es que los comerciantes quieren eliminar tales grafittis de sus fachadas.

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