El Mallorca ha reiniciado las gestiones para encontrar a una persona o grupo empresarial extranjero o nacional interesado en adquirir la mayoría del capital social del club tras el sonoro fracaso de la operación apalabrada con el británico Paul Davidson.
Davidson no hizo efectiva finalmente la opción de compra del Mallorca, acordada semanas atrás con el actual dueño y presidente de la entidad, Vicente Grande, en la que se comprometía a pagar 38 millones de euros para convertirse en el primer propietario extranjero del club balear en sus 96 años de historia.
Por segunda vez en diez días, el inglés había pedido un aplazamiento para depositar en un banco 38 millones de euros, y cuando Grande le exigió que, al menos, abonara el diez por ciento de esa suma como señal de compromiso de que iba a cumplir con lo pactado, Davidson se negó.
El Mallorca ya ha dado por roto el compromiso con Davidson y busca un comprador de las acciones, ya que en caso contrario el club podría pasar a ser controlado por los administradores concursales, ya que la sociedad que posee la mayoría del capital social en nombre de Grande, Binipuntiró, se halla inmersa en un concurso de acreedores.
Davidson, dedicado al sector de la fabricación de tuberías a gran escala y propietario de la empresa Fluid Leader Group, mantuvo la incertidumbre hasta el final sobre cuáles eran sus verdaderas intenciones. Su retirada, al parecer definitiva, ha dejado con un palmo de narices al club y a su afición, que creen haber sido víctimas de una comedia grotesca, en la que el único perdedor ha sido el Mallorca.
La decisión de Davidson vuelve a sumir a la entidad en la incertidumbre, ya que durante varios meses, la plantilla, el cuerpo técnico y los propios dirigentes de la entidad no sabían a qué atenerse ante los problemas económicos de Grande y los constantes rumores de venta. Grande, un promotor inmobiliario que ha acusado la denominada crisis del ladrillo, tenía registrado el 93 por ciento de las acciones del Mallorca a nombre de la sociedad Binipuntiró, a la que incluyó en el concurso voluntario de acreedores que presentó en el juzgado de lo Mercantil de Palma.
Por ello, todas las decisiones que viene adoptando en el ejercicio del cargo de presidente del club -que seguiría desempeñando otros cinco años más, según el acuerdo que había alcanzado con Davidson- tenían que ser supervisadas por los tres administradores judiciales designados por el juez.
Ruptura. Esos momentos de tensión quedaron reflejados con las protestas de una parte de los aficionados durante la presentación oficial de la plantilla, que silbaron a Grande. Para evitar males mayores, el actual presidente del club también evitó sentarse en el palco durante el debut del equipo en Palma ante Osasuna.