"Hay monaguillos y predicadores que hablan de catástrofe económica pensando en el 9 de marzo". El consejero de Economía negó la tesis de la oposición de cambio de ciclo y de crisis por el freno a la construcción. PP, IU y PA rechazaron el Presupuesto por "resignado" y "conformista".
El debate de totalidad del Presupuesto, el último de la legislatura y con el marzo electoral en capilla, giró sobre los sombríos augurios de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) por la turbulencias hipotecarias. Para denostar las cuentas, la oposición echó mano de la cautela mostrada por el ministro de Economía, Pedro Solbes, que ha admitido que puede moderarse el crecimiento hasta el 3% (el presupuesto estatal prevé un 3,3%). Un parón en la construcción haría especial daño en Andalucía, donde el ladrillo es el motor, alertaron quienes no ocupan los bancos socialistas, que frente a las macrocifras pusieron el foco en el exprimido bolsillo de los ciudadanos.
El Presupuesto autonómico (31.961,8 millones de euros) prevé un crecimiento de la economía andaluza del 3,4% en 2008 y el consejero de Economía, José Antonio Griñán, se negó a moderar estas expectativas, pese a que desde que presentó las cuentas al Gobierno viene admitiendo que si durante todos estos años la revisión ha sido al alza -este ejercicio se cerrará con un 3,8%- ahora es posible que sea algo a la baja.
Pero de ahí al "tremendismo" del que acusó a la oposición hay un largo trecho. "¿Ralentización con un crecimiento del 3,4%? Por dios...", ironizó. Ni "hecatombe" ni "tremendismo", avisó, "es el mensaje que difunden pensando en el marzo próximo", sostuvo. Frente a ello defendió unas cuentas que actuarán "de forma contracíclica" y que prevén paliar la caída en la construcción con el Pacto por la Vivienda y la apuesta por la VPO (preven construir 30.000 al año). El aumento en el gasto social, el crecimiento de la inversión, la bajada de impuestos para las familias más necesitadas y la capacidad de ahorro de la Junta fueron las bazas que jugó el consejero.
Los discursos variaron poco respecto a años anteriores. Frente al cuadro con pinceladas bucólicas de Griñán, retazos de las pinturas negras goyescas en la alocución de la portavoz del PP,Esperanza Oña. La diputada popular denostó unas cuentas "con excesiva confianza", "útiles para el PSOE", "trampolín" de la campaña electoral y que "priorizan la propaganda frente a la solución de los problemas reales".
Denunció que "los andaluces, a la cola de casi todo, son los españoles que más impuestos pagan de España" y reprochó al presidente de la Junta, Manuel Chaves, el incumplimiento de su promesa de eximir del tramo autonómico del IRPF a las familias con rentas inferiores a los 12.000 euros anuales.
Detrás, la promesa estelar del líderdel PP andaluz, Javier Arenas, que ha prometido que convertirá Andalucía en la comunidad donde se paguen los impuestos más bajos del país. Para contrarrestar, Griñán puso sobre la mesa el endeudamiento de Madrid y Valencia, que crece pese a "que bajan sus impuestos mirando a papa Estado".
Oña insistió en alertar que "la construcción da síntomas de agotamiento" y denunció la política urbanística "torpe" e "intervencionista" del Gobierno de Chaves, que ocasionará un mayor desempleo, según señaló.
El portavoz de IU, Pedro Vaquero, denunció que las cuentas son "conformistas" y "rutinarias" y no conceden la importancia debida a la desaceleración económica. Esto, advirtió, "frustra" las expectativas de empleo de calidad. Vaquero lamentó que el primer Presupuesto del nuevo Estatuto no prevea la puesta en marcha de los 31 nuevos derechos sociales que contempla la Carta Magna andaluza.
La andalucista Pilar González puso el acento en el endeudamiento de la economía familiar por las dificultades para adquirir una vivienda y reprochó la "demagogia" del Ejecutivo de Chaves y su "poca credibilidad" con este asunto. "Hay señales que aconsejan prudencia, no es alarmismo hay riesgos que no ven porque están instalados en la autocomplacencia", defendió González.
