Griñán reapareció en la campaña, tras descansar el domingo, en Mairena del Aljarafe (Sevilla), donde reside. Repitió la interpretación que ya su número dos, Susana Díaz, hizo el domingo de los sondeos publicados: "Hay encuestas que estaban en el congelador y se han cocinado ahora", insistió, para continuar criticando que "muchas veces las encuestas se escriben y publican para robar la voluntad de los votantes socialistas".
Pese a todo, recordó que el PSOE andaluz "siempre" da "la vuelta a los encuestas". Presumió de ver "mucha movilización" en sus bases, que ejemplificó con los mil militantes reunidos en Jaén "el día del Madrid-Barça". Sin embargo, ayer en su pueblo, solo los periodistas y la candidatura liderada por Antonio Conde le escucharon, aunque luego se paseó por el boulevar de Ciudad Expo. Preguntado por la estrategia del PP de plantear las municipales como prueba a su liderazgo, dijo que no dedica "ni cinco minutos" a pensar en Arenas que "normalmente trata de ganar las elecciones a las que no se presenta".
La réplica del aludido vino desde Marbella. Arenas le recriminó que "aproveche los excesivos descansos en campaña para inyectarse las pilas bélicas lanzando mensajes de discordia". Pidió a los socialistas que abandonen "la agresividad y la discordia", tras el episodio de Benamargosa. Rafael Palacios denunció un altercado la medianoche del domingo en un bar de un militante socialista. "Le dije que él era de una idea y yo de otra y que no significaba que le estuviera dando tiros, pero mientras yo estaba sentado, me cogió por detrás y me puso el antebrazo en la boca y me arrastró, partiéndome el labio y algunos dientes", explicó.
Arenas también arremetió contra la estrategia del PSOE de meter "miedo a los votantes" que atribuyó a su temor a las urnas, e insistió en huir del "triunfalismo" ante las encuestas.