C. Rengel / I. Morillo
Dice Griñán que la Junta ha gastado 7.000 millones de euros en protección para desempleados y que sus arcas ya están al "límite". Que el esfuerzo de Andalucía ensombrece el de otras regiones. Que el "realismo de los números" impide ampliar las cuantías. Pero a la oposición no le convence y le piden que "arriesgue".
Partido Popular e Izquierda Uni- da coincidieron ayer en el tema de examen para la sesión de control al Gobierno: la economía y el empleo. Sus preguntas dieron pie a un discurso a la defensiva del presidente de la Junta, José Antonio Griñán, que pregonó la idea de que el esfuerzo en la atención a los parados es suficiente y los euros no dan para más. Griñán defendió que, actualmente, el 85% de los desempleados tiene algún tipo de cobertura, gracias a una inyección de 7.000 millones de euros -cifra "que supera en mil millones lo que damos a Educación, que es la prioridad"-, a lo que se suman los 520 de los planes Proteja y Memta de fomento del empleo, una partida "única" en el panorama nacional.
Pero después de señalar los "cumplimientos" con los parados, Griñán tuvo que agarrarse a otro argumento menos lucido para negar más subvenciones: que Andalucía ha llegado ya "al límite de sus disponibilidades financieras" y que "el realismo de los números" obliga a no dar un paso más. "No hay recetas mágicas, hay realismo", le espetó al presidente del PP-A, Javier Arenas, antes de ofrecerle, de nuevo, pactos en materia de educación, agua y leyes locales.
Griñán sólo cedió unos minutos, para volver a insistir en su "empeño" por recomponer la situación. Si todas las autonomías hicieran el esfuerzo inversor de la andaluza, sostuvo, habría 3.000 millones de euros más para complementar la ayuda de 1.500 aprobada por el Gobierno y que cristaliza en los 420 euros mensuales. "Estamos en los niveles más altos de protección dentro de nuestras competencias, llegando a recursos extraordinarios, como nunca", insistió. Lo dijo en el día en que los primeros parados andaluces comenzaron a cobrar esa ayuda, que el Gobierno pidió que se complementara con un extra de las autonomías que Griñán se ha negado a aportar. El presidente defendió que se está actuando "en todos los sectores y en todas las empresas donde hay problemas", que se han salvado 7.400 puestos de trabajo, en que se está recortando el repunte del paro, para el que espera un otoño difícil, y contra el que el "cercano" acuerdo de Concertación será una herramienta "esencial".
Las réplicas demostraron que su mensaje no caló en la oposición. Arenas le pidió que deje el "inmovilismo", que "arriesgue" y se "atreva" a multiplicar las medidas anticrisis para asistir a las 300.000 familias que no reciben ingresos y al millón de andaluces en paro. "No ha puesto en marcha ni una medida eficaz", le reprochó. Le exigió "austeridad y no brindis al sol" y un plan de emergencia social ante la sangría de parados. El coordinador de IU, Diego Valderas, le exigió que sacara dinero "de debajo de las piedras", porque aún hay "50.000 desempleados que no van a recibir ninguna prestación", que hiciera "verdadera política de izquierdas" y que aprobase ya la ley de renta básica. Griñán sigue manteniéndola como promesa electoral, pero la ha aplazado sine die. Ayer se limitó a defender como un logro que se ha "abierto" el debate sobre el salario social.
