Pero Griñán dijo que los que se habían quedado en ese resultado "no conocen ni las tendencias ni las series históricas del pasado", y acto seguido recordó que en otras citas electorales y ante otras crisis económicas, las encuestas siempre han pronosticado una debacle del Gobierno y un repunte de la oposición que, al final, nunca se produjo. "Siempre que hay una crisis se produce en detrimento del voto socialista, como ocurrió en 1996, cuando el PP se situaba a seis puntos y medio por delante, pero días después perdía en las urnas con diez puntos y medio de diferencia", matizó.
Hasta la fecha, excusar los datos desfavorables de una encuesta del IESA había sido un papel exclusivo del PP. Como eterno perdedor del vaticinio, Arenas siempre salía al paso para acusar al barómetro -patrocinado por la Junta- de "cocinar los datos" para dar ganador al PSOE. También lo hizo antes de conocer el último sondeo. Pero ayer se invirtieron las tornas y fue Griñán el que habló de datos cocinados, pero no para acusar a la encuesta de falsedad sino para distinguir la estimación de voto -"la cocina después de la cocina" - de la intención del voto directo. En el primero, el PP obtendría un 43,2% frente al 41,6% de los socialistas, y en intención del voto declarado, excluidos los indecisos, habría un empate técnico entre ambos partidos, con el 28,7% de los encuestados para cada uno.
La periodista de la Cadena SER Montserrat Domínguez volvió a preguntar a Griñán si advertía una "tendencia" al cambio político en Andalucía, y si ésta podía estar en cierto modo provocada por la debilidad del Gobierno de Zapatero, al que los ciudadanos responsabilizan por "no estar gestionando bien la crisis". La lectura de Griñán fue la siguiente: "Es verdad que se está pidiendo un cambio, porque la situación económica es mala, pero también se induce leyendo la encuesta que lo que se quiere es que el cambio lo haga el PSOE".
En resumen, el presidente de la Junta restó importancia a los grandes titulares que han acaparado los medios desde que se hizo pública la encuesta. Se mostró seguro de que la oposición, por sí misma, no tiene capacidad para arrebatarle el Gobierno, y para explicarlo enumeró otros items del sondeo que resultaron más beneficiosos para los socialistas que para los populares: "La mayoría de los andaluces sigue apoyando más al Gobierno que a la oposición, más al PSOE que al PP. Estamos muy por encima en simpatía que el PP y tenemos ventaja prácticamente en todo, en calidad de líderes, en capacidad de gestión, en políticas públicas, en defensa de los intereses de los andaluces".
Por último, Griñán dijo que culpar a Zapatero del descenso de su Gobierno en las encuestas "forma parte más del rito político". "La valoración de Zapatero ha bajado en Andalucía, no hay duda, pero está más valorado que Rajoy", concluyó.
