A todos nos suena este grito. Lo coreó la muchachada que en la calle Ferraz aclamaba al recién elegido Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, la noche del 14 de marzo de 2004. Mañana resonará en las conciencias de los andaluces cuando don José Antonio Griñán Martínez sea investido quinto presidente de la Junta de Andalucía en las Cinco Llagas.
No es manca la papeleta que tiene por delante el nuevo jefe del Gobierno de Andalucía que llega a tan alto cargo en una situación de crisis que azota muy especialmente a las regiones más desfavorecidas de España, la nuestra entre ellas, con una tasa de paro que galopa hacia el millón de personas sin empleo. Pero creemos que Griñán era el mejor candidato socialista posible y después de conocer su discurso de ayer nos reafirmamos en tal esperanza.
El problema de la falta de trabajo en Andalucía está sacudiendo a unos y otros, a los que lo tienen y a los que carecen de él. Desde los balcones de la casa familiar en la Puerta de Purchena de Almería pudimos ver el domingo la ingente manifestación contra el paro que, convocada por el Partido Popular, reunió en el corazón de la ciudad a no menos de quince mil personas en una provincia no muy dada a lanzarse a la calle por cualquier motivo. Conozco bien a mis paisanos, y tan multitudinaria concentración me dio el índice cabal de la angustia y de la magnitud del problema que a todos nos afecta de una u otra forma. Es casi imposible ya conocer a una familia andaluza en la que no haya al menos uno o dos de sus miembros en paro. Esa explosión de la Puerta de Purchena era por demás elocuente del momento que vivimos.
Acaso por tener tan reciente en la retina la imagen de la plaza de mi infancia atestada de gente, presté ayer especial atención al capítulo que el presidente in péctore dedicó a esta lacra social. Y debo decir, en honor a la verdad, que me pareció el pasaje más sentido y convincente de un discurso que, por otra parte, fue en su conjunto una pieza de enorme solidez que anticipa la voluntad de Griñán de arremangarse para trabajar sin descanso al frente de Gobierno autonómico. Si las 41 medidas que anunció para hacer frente a la crisis y la movilización de 5.000 millones de euros se traducen en realidades concretas podremos empezar a asistir al desatasco del auténtico y gran problema en que se encuentra la actividad económica andaluza y su consiguiente generación de empleo.
La descentralización mediante las mayores competencias de las delegaciones provinciales de la Junta y su convencimiento de que de la educación depende el mejor futuro de Andalucía, merecieron asimismo su atención que en todo caso estuvo focalizada hacia la crisis económica y sus letales consecuencias para la Comunidad.
No fue el del señor Griñán un discurso al uso para pasar la reválida de la investidura. Se mojó en todos los asuntos que preocupan a los andaluces, y de ahí que las expectativas que ha escanciado sobre la opinión pública sean recibidas con ese ya célebre grito: Griñán, no nos defraudes.
Periodista
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