Menú
Local

Griñán oferta salvar de la crispación la crisis, la educación y el Estatuto

El futuro presidente de la Junta marcó su terreno como primer espada y ofertó a PP e IU el Parlamento como escenario donde sellar acuerdos para combatir la crisis, desarrollar el Estatuto o mejorar la educación. Su perfil negociador no ocultó que Griñán puede ser también un líder incisivo. Sus careos con Arenas prometen.

el 16 sep 2009 / 01:44 h.

TAGS:

I.Carretero/I. Morillo

El futuro presidente de la Junta marcó su terreno como primer espada y ofertó a PP e IU el Parlamento como escenario donde sellar acuerdos para combatir la crisis, desarrollar el Estatuto o mejorar la educación. Su perfil negociador no ocultó que Griñán puede ser también un líder incisivo. Sus careos con Arenas prometen.

José Antonio Griñán fue investido ayer presidente de la Junta de Andalucía después de tres horas y media de un debate en el Parlamento en el que se midió por primera vez con los líderes de la oposición, Javier Arenas (PP) y Diego Valderas (IU), que no le dieron su confianza. La de ayer fue una sesión en la que se pusieron en contraste pasado y futuro. La crítica que la oposición hace a los gobiernos socialistas y de la que corresponsabiliza a Griñán y la apuesta de éste por inaugurar una nueva etapa. Empezó por buscar espacios de acuerdo para el desarrollo estatutario, la educación y, sobre todo, las medidas contra la crisis económica.

Sólo 17 días después de que llegase a las redacciones la noticia de que Manuel Chaves iba a dejar la Junta, José Antonio Griñán recibió ayer el apoyo de los 56 diputados del PSOE para ser elegido nuevo presidente. Si en su intervención del día anterior desplegó los grandes retos de su mandato, el candidato se bajó ayer al análisis de los datos, a los porqués de las estadísticas y, sobre todo, al modo de abordar el futuro de la comunidad. Aunque evitando de nuevo desbrozar medidas concretas. El diálogo fue un instrumento recurrente en su discurso. Diálogo social para cerrar un nuevo Acuerdo de Concertación -se jactó en la tribuna de las felicitaciones de empresarios y sindicatos por su discurso de investidura, para mayor disgusto de Arenas y Valderas- y diálogo político.

El futuro presidente de la Junta se enfrentó por vez primera con quienes serán sus adversarios políticos durante los próximos tres años. Griñán, que desde luego no es nuevo en las lides parlamentarias y que durante esta legislatura ya era el blanco favorito de la oposición como vicepresidente económico. Sí que se estrenaba como primer espada y quiso, una vez más, marcar su territorio y dejar claro su terreno, su estilo y sus formas. Su mano tendida al consenso se repitió tanto con PP como con IU, pero el tono que empleó con uno y otro líder fue muy diferente. A Diego Valderas le dejó claro sin rodeos que no le gusta nada su modelo y que no estaba dispuesto a entrar en una competición a ver quien era más de izquierdas, pero sí le agradeció su tono, su reflexión y se mostró convencido de que podrán encontrar puntos de encuentro. Con Javier Arenas el cuerpo a cuerpo fue diferente. Más rudo y más hosco.

Griñán iba predispuesto a que así fuera y se le notó que llevaba días deseando contestar ese argumento del PP que duda de su legitimidad como presidente porque no ha sido elegido en las urnas sino "a dedo" por Chaves. En su réplica al popular, golpeó con mano de hierro, enfatizó que Arenas ha perdido tres elecciones y le reprochó duramente que "no respete las reglas de juego democrático" ni "lo consensos constitucionales básicos".

El PP prorrogó en la tribuna del Parlamento las tesis que lleva días desplegando en sus declaraciones públicas. Se empeñó en presentar a Griñán como "el heredero" de Chaves y como una marioneta en sus manos. Además se encargó de remarcar que el futuro presidente de la Junta no es un candidato aparecido de la nada sino que ha sido durante los últimos cinco años la mano derecha de su antecesor.

Arenas hizo a Griñán corresponsable de todos los males de la crisis, de haber ocultado la coyuntura económica, de los más de 790.000 parados y de todos los incumplimientos acumulados en los 19 años que Chaves se ha llevado en el poder, desde las habitaciones individuales en los hospitales hasta "el despilfarro" de la Junta. Su discurso no fue en absoluto nuevo sino el mismo, sólo que dirigido a un nuevo interlocutor. Hasta el punto de que Arenas por más de una vez llamó sin querer a Griñán "señor Chaves".

Ese lapsus y el mismo tono, sirvió en bandeja la réplica al futuro presidente andaluz, quien aseguró que el PP se ha quedado desfasado y colgado en los mismos argumentos. Griñán atacó "la pereza intelectual" de Arenas, lamentó que lleve años haciendo "el mismo discurso faltón", le afeó su "obsesión" con Chaves e incluso se permitió -para regocijo de la bancada socialista- darle consejos, denunciando que tenga "un exceso de autoestima" o "el problema de que siempre pide elecciones anticipadas el día después de haber perdido".

Si alguien pensaba que el careo Griñán-Arenas iba a ser más flojo que el tradicional con Chaves, quedó claro que no será así. Los dos socialistas tienen personalidades muy distintas pero si a Griñán le achacan un tono teórico o muy intelectual, ayer demostró que -a su manera y pese a declarar que evitará las descalificaciones personales- también sabe afilar el colmillo. Y Arenas aún tendrá que cogerle la medida como se la tenía cogida a su anterior rival.

Más allá del choque verbal, quien será presidente del Gobierno cuando hoy tome posesión insistió en la necesidad de buscar acuerdos para salir de la crisis. Ya hay un camino recorrido. El equipo económico de Griñán ha estado durante casi dos meses -desde el pasado febrero- reuniéndose con la oposición para tratar de cerrar un gran acuerdo por el empleo. Ese trabajo se ha traducido en una oferta de 41 medidas anticrisis que suponen movilizar 5.000 millones de euros en recursos públicos y privados. Griñán se mostró dispuesto a que ese documento se traduzca en iniciativas parlamentarias de cada uno de los grupos de la oposición y que los acuerdos puntuales que puedan alcanzarse se cierren en la Cámara, la sede política neutral por excelencia. Ni IU ni PP dejaron claro si están dispuestos a cerrar acuerdos, aunque el no de ambos grupos en la investidura y el tono dejó claro que habrá muchas condiciones previas antes de cerrar un pacto y que la oposición se mueve más cómoda en la confrontación.

Griñán no sólo ofertó pactar la economía, sino también asuntos que consideró fundamentales para la convivencia como la educación o el desarrollo del Estatuto, aprobado la pasada legislatura con el acuerdo de los tres partidos que hoy se sientan en el hemiciclo. Para saber si los acuerdos llegarán o se quedarán en el aire aún hay que esp

  • 1