La lista del PSOE de Sevilla no se iba a mover. San Vicente daba por descartado cualquier movimiento en la noche del lunes, pese a que, desde Ferraz, Rubalcaba rogaba manga ancha en la negociación. Pero la lista que estaba aprobada en un comité provincial que la mitad del partido no reconocía no generaba unidad. En ese escenario, el candidato andaluz y cabeza de la lista sevillana, José Antonio Griñán, forzó un cambio de última hora para recomponer la candidatura con dos objetivos:incorporar a una persona de confianza como la consejera de Hacienda y Administraciones Públicas, Carmen Martínez Aguayo, que se había quedado fuera y escenificar una concesión en Sevilla al sector crítico andaluz que tomó impulso en el último Congreso Federal con una escalada de puestos de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
Estas maniobras, que no entraban dentro de los planes de la número dos del PSOE andaluz, Susana Díaz, tuvo como consecuencia la salida de la lista de la delegada del Gobierno de la Junta, Carmen Tovar, propuesta personal de José Antonio Viera, y la pérdida de puestos de Carmelo Gómez, persona de confianza de Susana Díaz. Con esa modificación y pese al malestar de un sector del PSOE por la salida de Tovar, se da por rebajada la tensión de los últimos días, se paraliza cualquier movimiento de rechazo a la candidatura y pasa a un segundo plano el debate sobre la legalidad de la votación que se realizó el pasado domingo en el comité provincial. Griñán escogió ayer e insistió en que su consejera debía estar en puestos de salida.
Esa recomposición llevó a Martínez Aguayo al número seis en detrimento del último legado de los vieristas, que se quedaron sin representante, dado que ni José Caballos ni Gómez de Celis representan la esencia de esta corriente del partido. Tovar no sólo dejó el hueco, sino que desapareció de la candidatura, algo que desde el entorno de Viera califican como “la última agresión a un importante sector del PSOE de Sevilla”. Su enfado no es por la inclusión de la consejera, que defienden que plantearon desde el inicio de las conversaciones, sino por el hecho de que “se tendría que haber incluído y bajar todos los puestos correlativamente”. Esto supondría dejar a Carmen Tovar en el octavo puesto y, por tanto, a Verónica Pérez, afín a la número dos del PSOE-A, en un lugar alejado y con pocas posibilidades de salir como diputada, según las encuestas. La dirección regional veía la jugada clara y más la justificación de su exclusión. “No tenía peso orgánico ni nadie que la apoyara”, comentaron fuentes socialistas. Esa es una de las consecuencias de la dimisión de Viera. La disolución de la Ejecutiva Provincial y, por ende, la constitución de la gestora no dejaba a nadie que defendiera con firmeza la postura de los afines a Viera en el comisión de listas de ayer.
Todos estos hechos se produjeron sólo 48 horas después de la tensa negociación que llevó a la renuncia de Viera. Antes de que se desencadenaran esos acontecimiento, Griñán pidió aquel día a las partes la presencia en las listas de Martínez Aguayo, la consejera de Salud, María Jesús Montero, y el diputado Miguel Ángel Vázquez. Montero incluso se barajó, por parte del entorno de Viera, como segunda –al final ocupó el cuatro–, pero las otras dos peticiones fueron sacrificadas por ambas partes. El argumento del descarte de Martínez Aguayo era que llevaba el lastre, según las partes negociadoras, de tener escaso peso orgánico y de ser la cara visible de iniciativas como la reforma del sector público. Estos muros impedían que los de Viera prescindieran de Tovar, su apuesta, y los de la dirección regional de la diputada Verónica Pérez.Tras Martínez Aguayo, estará Gómez de Celis. Desde que resurgió en el Congreso Federal presentando los avales de Rubalcaba, Celis se había erigido en uno de los hombres de Ferraz en el PSOE sevillano. Ese factor, unido al cambio de última hora de Griñán y la presión del PSOE de Cádiz, que se puso a su favor, derivó en el cambio de fichas por Carmelo Gómez. Un trueque que, por cierto, hace dos días desechaba la dirección regional.
Tras tanto ruido, el PSOE de Sevilla demuestra esa capacidad innata de hacer estallar todo por los aires y, en nada, iniciar la reconstrucción. “Se recupera la normalidad orgánica”, aclaró Susana Díaz. También reaccionó José Caballos, que enterró el hacha de guerra para defender la “lección de democracia” implícita con la aprobación de la lista. “Hay que pasar página y centrar nuestro trabajo exclusivamente en ganar las elecciones a la derecha”, dijo. Hasta los afines a Viera se posicionan en clave electoral, pero sin olvidar los rescoldos de un incendio que esperará al 25-M.