Media hora ha durado la concurridísima rueda de prensa del presidente de la Junta, José Antonio Griñán, quien ha comparecido en la sede del PSOE-A para hacer balance del año de las elecciones autonómicas. Había una enorme expectación por escuchar al presidente hablar del caso de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) fraudulentos tramitados por la Junta después del nuevo empujón a la instrucción de la jueza Mercedes Alaya. Griñán ha anunciado que ha pedido al presidente del Parlamento poder comparecer en el próximo pleno de la Cámara para abordar el mayor escándalo de corrupción conocido en Andalucía y ha dejado claro que no tendría "ningún inconveniente" en acudir también al Congreso -como ayer le pidió el líder del PP-A, Juan Ignacio Zoido- si el reglamento de las Cortes se lo permite. "Comparecer no depende de mí, pero si tengo que ir, iré. Me encantaría una comisión de investigación conjunta sobre el caso de los ERE y Bárcenas", ha afirmado.
Griñán ha insistido en que tiene la "conciencia tranquila" y en que "no hay ningún argumento legal" para que la jueza Alaya lo impute. El PP lo acusa de "cebar" cuando era consejero de Economía la partida presupuestaria que pagaba las prejubilaciones fraudulentas. El presidente lo ha negado de forma tajante: "Yo no engordé nada" y ha vuelto a aclarar que la partida 31.L era "legal", estaba aprobada por el Parlamento y también lo eran las ampliaciones de crédito. Se ha mostrado convencido de que las responsabilidades políticas se dirimirán "al final de la investigación judicial y quedarán muy claras", pero no ha querido valorar si ve o no responsable, por ejemplo, al exconsejero de Empleo Antonio Fernández. "Cuando veamos las pruebas, lo veremos", ha matizado.
El presidente ha defendido sin fisuras la actuación de su Gobierno en el caso de los ERE y ha dejado claro que su Ejecutivo es el "primero" que quiere que se esclarezca el fraude y que paguen los que se beneficiaron. En su intervención inicial ha sido muy crítico con la actitud de Zoido y ha arremetido contra las "mentiras y disparates políticos", un juego sucio en el que no ha querido entrar. "Ninguna corrupción tapa a otra corrupción", ha sentenciado. Por último, ha confesado que el escándalo de las ayudas al empleo que supuestamente se repartieron irregularmente durante una década le produce una "infinita tristeza".
