Por más que sea doloroso afirmarlo, lo cierto es que, a la vista de su última cinta (la horrible El incidente), poco quedaba en ella del Shyamalan que pudimos descubrir en 1999 con El sexto sentido; que nos maravilló con El protegido (una cinta muy grande por redescubrir por quien pensara en su momento que no valía la pena); que nos dejó anodados con la fuerza y el mensaje de ese final que cerraba la brillante Señales; que seguía alcanzando cotas de genio con El bosque y que nos encandilaba (al menos a los que entramos en el juego) con ese precioso cuento vapuleado por la crítica que fue La joven del agua.
Tras haber recibido palos por todas partes con la citada El incidente (y no era para menos), Shyamalan ha preferido intentar asegurar su siguiente paso con el que supone su primer filme no basado en un guión original, ya que Airbender, el último guerrero, adapta una famosa serie de animación de la cadena Nickelodeon. En la cinta, Aire, Agua, Tierra y Fuego son cuatro naciones enlazadas por el destino cuando la Nación del Fuego declara una brutal guerra a las demás Naciones. Tras un siglo de lucha, no parece haber esperanza de que algo pueda cambiar este entorno de destrucción.
Aang, el más reciente sucesor del ciclo del avatar, deberá viajar por el mundo hasta llegar al Polo Norte, junto a Katara y a Sokka, para aprender a dominar los 4 elementos y acabar con la guerra. Entre el combate y la valentía, Aang descubre que es el único avatar con el poder de manipular los cuatro elementos. Aang se une a Katara y Sokka para restablecer el equilibrio en este mundo en perpetua guerra y durante su viaje serán perseguidos por el príncipe Zuko, el cual intentará capturar al avatar pera recuperar su honor perdido.
