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Guerra entre laicos y ultras ortodoxos

El Estado judío del siglo XXI se debate entre dos claras fuerzas sociales contrapuestas que luchan por no verse despojados de sus derechos: los seculares -que predominaban en los orígenes de Israel- contra el creciente integrismo religioso en el llamado "hogar nacional" del pueblo judío. (Foto: EFE)

el 15 sep 2009 / 04:26 h.

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Israel no es ni la sombra de aquel grupo de agricultores que buscaban la tierra prometida. El Estado judío del siglo XXI se debate entre dos claras fuerzas sociales contrapuestas que luchan por no verse despojados de sus derechos: los seculares -que predominaban en los orígenes de Israel- contra el creciente integrismo religioso en el llamado "hogar nacional" del pueblo judío.

El aumento en las últimas décadas de la población religiosa es abrumadora en ciudades como Jerusalén, mientras que la gran mayoría de los jóvenes laicos abandonan la Ciudad Santa para radicarse en Tel Aviv u otras ciudades más modernas.

Pese a que la ortodoxia judía domina gran parte de la legislación civil, las recientes leyes que permiten la venta de productos con levadura durante la Pascua hebrea, o la adopción por parte de parejas homosexuales, parecen abrir poco a poco el camino a una sociedad que se dice mayoritariamente secular, moderna y liberal.

Desde su establecimiento en 1948, Israel fue concebido como un Estado judío con ánimo de ser "una nación independiente, defensa y refugio del Judaísmo en el mundo", manifestó recientemente el primer ministro israelí, Ehud Olmert.

Gran parte de las normas que dictan el comportamiento de la sociedad, como el matrimonio, divorcio, venta de productos alimenticios que no siguen normas judías o Kashrut, son ejemplos de que no hay una separación entre religión y Estado.

Ortodoxos políticos. Pese a que los ultraortodoxos eran antes recelosos del Estado -al pensar que sólo la llegada del Mesías daría legítima soberanía judía en la bíblica Tierra de Israel-, de un tiempo a esta parte hay más interés en la política. Prueba de ello es el partido ortodoxo sefardí Shas, que en la actualidad está en la coalición de gobierno.

Si la ortodoxia se determina por el grado adherencia a las prácticas religiosas judías, entonces el 20% de la población cumple todos los preceptos religiosos, el 60% cumple con alguna combinación de estas leyes y un 20% es básicamente no observante. De sus siete millones de habitantes, el 76,2% son judíos, cerca del 20% son árabes y apenas el 4,3% restante está formado por drusos, circasianos y otras minorías.

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