Toros

«Ha llegado el momento de sentar a todos los sectores para buscar soluciones»

Entrevista con Ramón Valencia, empresario de la Plaza de Toros de Sevilla.

el 19 nov 2014 / 12:00 h.

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Ramón Valencia. Ramón Valencia.

El mensaje repetido por el cogerente del coso del Baratillo siempre lleva la misma dirección:demanda la unión de los sectores implicados en el negocio. Pero esa unión se sigue posponiendo mientras se vicia el aire que respiran los actores del toreo. Los principales empresarios emitieron recientemente un comunicado en el que alertaban de la ruina del sector. La respuesta de los matadores no se hizo esperar volviendo a retrasar sin fecha posible el necesario y definitivo entendimiento.

El clima está enrarecido. No es la mejor situación para hablar. El mensaje que emitimos los empresarios sólo era un toque de atención para todos los sectores. La gente no está yendo a los toros y hay consecuencias muy importantes para la economía. Es el momento de sentar a todos los sectores para buscar soluciones. No sólo estamos hablando de honorarios y bajar costes, no. Eso es sólo una de las pequeñas partes de lo que hay que hacer. Pero hay que echarle imaginación y todos tienen que colaborar.

Hubo dos frases –esto se acaba y el toreo está en quiebra– que cayeron como una bomba. ¿Realmente hemos llegado a ese punto? Lo de estar en quiebra se puede interpretar económicamente como una realidad. Todos hemos tenido pérdidas y eso, técnica y contablemente, se llama quiebra. Y no ha sido este año, también fue así los anteriores. En los últimos años tenemos cerca de un 90% menos de asistencia, de dinero que entra… es una situación de quiebra y preocupante. ¿Esto se acaba? No creo que sea así. Si la economía vuelve a resurgir, esto también resurgirá.

La pregunta del millón es: un cartel rematado, con figuras y ganadería de campanillas, aislado del abono que lo cobija… ¿es rentable? Eso no es rentable desde hace muchos años. Pero todo hay que verlo dentro de un contexto. Los carteles rematados –dos, cuatro, seis o siete– que hemos llegado a tener dentro del abono permitían jugar con otros. Pero sólo era defendible cuando el abono era potente; si no lo es, tampoco. Aisladamente es imposible. Un festejo aislado fuera de esas fechas es un suicidio económico. Quiero recordar que antiguamente no era necesario rematar tantos carteles, quedaban más abiertos y el público seguía asistiendo. Hay que intentar volver a eso.

Esto nos lleva a una nueva duda: el cliente a cuidar, ¿es el abonado o el espectador ocasional? Nosotros siempre hemos dicho que el patrimonio que tiene una empresa son sus abonados. Cuando se pierde ese patrimonio lo tienes muy difícil. Captar el otro público también es fundamental. Con el abonado podrás tener el caché y la categoría de ser una empresa solvente, pero lo que te falta por cubrir –que es mucho– lo da la gente de la calle. Hay que cuidar a ambos.

¿Qué previsiones ha hecho la empresa Pagés para recuperar el techo de su abono? Si tuviéramos esa solución en la mano seríamos capaces de solucionar el país. Así de claro lo digo. Estamos comparando el telón económico del país con la facilidad que tiene la gente para ir a los toros. No nos enteramos de la crisis hasta que llegó el 2009. A partir de ahí, la asistencia comenzó a bajar del orden de un 15% todos los años. Eso retrata el panorama global que afecta a un espectáculo como éste, que es ocio. No es necesariamente el más barato, pero tampoco el más caro.

¿El ángulo de esa curva se agudizó con la rebelión del G-5? Mantuvo la misma línea, con las lógicas variaciones arriba y abajo de un año a otro. Es más, el año que más cayó el abono no fue éste, fue el 2012. Y ese año vino todo el mundo… No se trata de atacar a nadie pero ésa es la realidad. Indudablemente se habría amortiguado si hubiéramos contado con las cinco figuras que no vinieron. A lo mejor el 13 o el 15% se habrían convertido en un 9% pero la pendiente habría sido la misma.

¿En qué punto se encuentran las relaciones con el G-5? Eso es sólo una situación desagradable que nunca debió llegar. Por nuestra parte lo que hemos hecho es olvidarla. Tenemos que pensar en el futuro y dejar de tener en cuenta el pasado. Tenemos –nosotros y ellos– que mirar por la afición y por nuestra parte tenemos la mente completamente en blanco. Afrontaremos el 2015 como si no hubiera ocurrido nada y empezaremos a contratar como se ha contratado todos los años.

Se comenta que la empresa Pagés ha adelantado su habitual método de trabajo. ¿La gestación de la Feria 2015 ya está en marcha? Es que éste es un año especial. Nosotros conservábamos una tradición pero por esas circunstancias especiales y no esperar a la inquietud de lo que pudiera ocurrir ya se están manteniendo algunos contactos. Pero, básicamente, el grueso de la feria lo pararemos y esperaremos al 7 de enero. El ganado ya se está viendo, ya se han echado algunos cables… vamos en la buena línea.

¿Se está estudiando algún tipo de modificación del abono o de la temporada? Es muy difícil tocar. Hace tres años ya quitamos cinco corridas de toros del abono ferial pero, tal y como está el panorama ¿sería conveniente reducir algo más? Egoístamente diría que sí pero también hay que pensar en la categoría de la plaza. La estadística económica señala que hay que contar con una feria positiva para poder ofrecer una temporada de espectáculos menores. Pero estamos en una situación dificilísima; ya no se genera dinero en la feria para poder dar esos espectáculos. Desde un punto de vista egoísta habría que reducirlo todo. Hemos tenido días muy bonitos, de llenos y triunfos, pero todos han arrojado pérdidas a pesar de pagar a los chavales estrictamente los mínimos en esos espectáculos. Para eso nos tenemos que sentar todos.

Hay que volver a esa reivindicación del diálogo que ya se ha realizado en varios foros. ¿El problema es de representatividad? Al nivel que se quiere hablar y con la problemática que se va a poner encima de la mesa debemos contar con partes muy directas para poder dialogar e intentar resolver. Sin ánimo de ofender a nadie, no pueden estar los entrenadores, tienen que estar los jugadores. Hay problemas que se van a plantear y uno no se puede levantar de la mesa para consultar. Por lo demás, tenemos el máximo respeto al representante que se ha nombrado pero hay momentos en los que hay que tomar decisiones directas y no cabe la consulta. Sólo cabe la respuesta.

Lo que está claro es que ese pacto es cada vez más vital. Está clarísimo. Nosotros llevamos ya varios años reclamándolo. El mensaje que se ha transmitido al público y todos los sectores sólo es un toque de atención para provocar una sentada. Indudablemente, una agrupación sola no resuelve el problema. No sé si antiguamente los empresarios daban un puñetazo encima de la mesa y resolvían las cosas. Ahora no es así; todo el mundo tiene algo que aportar y para eso hay que sentarse.

¿Cuando hablamos de todos los actores del negocio, a quién estamos nombrando? Todos son los ganaderos, los toreros, los subalternos y los empresarios. Ése es el núcleo gordiano. Y a partir de esa unión hay que preguntarse a dónde hay que ir: ¿tenemos que llamar a Cultura? ¿Hay que acudir a los propietarios de las plazas, a los ayuntamientos? Tenemos que estar unidos y fuertes, ese nudo gordiano tiene que ser el motor para dirigirnos donde haga falta.

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