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Ha tardado pero va llegando...

La lluvia, el frío o las castañas son algunos de los detalles que van llenando poco a poco de otoño la ciudad, ¡atrévete a sentirlo!

el 26 oct 2014 / 08:48 h.

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Aunque al verano le esté costando un poco marcharse y el otoño se haya perdido por el camino, hace más de un mes que la estación entró oficialmente en vigor, pero es ahora cuando empieza a dar tímidas señales de que está muy cerquita. Lo primero que nos señala la llegada de la estación de los colores tierra es la lluvia. No solo puede percibirse por la vista o por el tacto cuando el chaparrón aparece de repente y nos moja, además se percibe por el olfato, en esas mañanas en las que la lluvia deja un olor inconfundible en los árboles y la humedad se apodera de las calles. otoñoOtro elemento que nos lleva a pensar en la llegada del otoño y que va ligado con el anterior es la temperatura, siempre fue difícil vestirse en esta época de tránsito entre el verano y el otoño, tanto o más que en el del invierno a la primavera. Si se levanta un día frío y cae un chaparrón improvisado, perfectamente puede pillar a más de uno con sandalias y pantalón corto. Es algo sin duda bastante desagradable, sobre todo para aquellos que una vez que salen de casa no vuelven hasta el final de la jornada. Lo mismo puede pasar al revés, y tan desagradable es estar empapado o muerto de frío como haberte abrigado mucho un día de calor, pensando que iba a haber bajas temperaturas. Es muy pintoresco por lo tanto observar a la gente en estos días porque se puede ver en un semáforo a una persona con sandalias y piernas al aire y justo al lado alguien que calce unas botas y lleve un fular. El tercer elemento que nos anuncia la llegada del otoño son las hojas de los árboles. Ya es más común ver en el suelo las hojas caídas, y que las copas por momentos se vayan quedando desnudas. Este año parece que todo va más lento, pero si se va con los ojos bien abiertos, se pueden ir apreciando por las calles de Sevilla estos elementos que nos señalan un año más el cambio de estación. Además, el color de las hojas va cambiando y pasan de verdes a amarillos y marrones, creando una estampa que muestra cómo la naturaleza también experimenta esa transición. ¡Todo está en un cambio constante! Otro elemento que sin duda vinculamos al otoño y al frío, es el puesto de las castañas. Lo normal cuando se pasea es verlo en una esquina de la calle, con el humo y el inconfundible olor de las castañas asadas. Esa imagen nos evoca frío y bufandas, pero en Sevilla cada vez es más común ver simultáneamente un puesto de castañas y heladerías abiertas. Aún así la castaña señala la llegada del otoño, porque es un fruto de esta estación al igual que las nueces, los membrillos, las uvas o las chirimoyas. El último factor que podemos resaltar al saludar a esta estación es el hecho de que las tardes son cada vez más cortas y atardece más temprano. Como ya se sabe ello va ligado al cambio de hora que justo será en la madrugada de esta noche al domingo, a las 03.00 horas pasarán a ser las 02.00 de la madrugada.

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