Cultura

“Hacen falta políticos dispuestos a afrontar con brío los temas culturales”

El director de orquesta Juan Luis Pérez subirá al podio de la Sinfónica la semana próxima con la integral de los Conciertos de Beethoven.

el 04 jul 2013 / 23:35 h.

 J.M. Espino (ATESE) J.M. Espino (ATESE) Sorprende encontrarse al maestro jerezano Juan Luis Pérez tan rotundo en su defensa de la programación de música contemporánea a las puertas de una cita tan clásica como la que protagonizará la próxima semana en el Teatro de la Maestranza. Será los días 10 y 12, frente a la Sinfónica de Sevilla, y con Javier Perianes, cuando se interprete la integral de los Conciertos para piano de Beethoven. Sin embargo, Pérez, muy cómodo con la herencia del historicismo, aboga por programaciones con mayor perspectiva de futuro y demanda una implicación más firme de los políticos en los asuntos culturales. Su apasionamiento al hablar resulta tan elevado como su locuacidad a la hora de poner el dedo donde más duele. –¿Hay obligación de decir algo nuevo cuando se interpreta hoy a Beethoven? –La música de Beethoven es como un gran monumento antiguo y, en ese sentido, acudir a un concierto con su música es como ir a un museo arqueológico. El historicismo triunfa porque la gente quiere nuevas cosas. Siempre se ha actualizado la música, ahí tiene a Mozart repensando El Mesías de Haendel. Si yo fuera espectador de los conciertos que voy a dirigir tendría que prepararme para ello, porque mentalmente me apetecen otras propuestas. En ese sentido las prácticas de interpretación histórica nos permiten recrear de otra manera, y nos han hecho a los intérpretes más libres al darnos nuevas herramientas. –Pero tendrá a su lado a Javier Perianes, un músico eminentemente romántico... –Es evidente que el Beethoven de Perianes es el aprendido con Barenboim. Aunque su visión de esta música hoy, por suerte, no es la de hace diez años. Como gran músico que es, Javier no ha perdido la capacidad de sorprender en cada concierto. Experimentar en arte es fascinante y eso él lo sabe hacer muy bien. Ahora bien, yo me tengo que plegar a él, no se puede hacer la guerra con el solista. Pero él sabe cuál es su lugar y a veces me dice “aquí olvídate de mí”, eso lo hace un artista casi perfecto para trabajar con él. –Y usted mientras, ¿qué hará con la Sinfónica de Sevilla? –La he reducido al máximo por una cuestión más de equilibrio que de estilo. Igual con el vibrato, también muy limitado. Estas cosas las pide la misma obra. A las orquestas modernas ya le han robado Bach y hasta Mozart, como se descuiden también les quitarán a Beethoven. Hay que actualizarse, como bien han hecho algunos conjuntos invitando a maestros comoHarnoncourt o Chailly. –¿Programar a Beethoven, en julio, en Sevilla, no pone las cosas un tanto difíciles? –Esta ciudad es sorprendente y habituamos a poner la venda antes de la herida. Mire, por ejemplo, en el terreno de la música nueva hay público ansioso por la novedad, pero hay demasiadas trincheras creadas que dificultan su difusión. El prejuicio de que el arte contemporáneo no se disfruta sin preparación es falso. Así me lo ha demostrado la gente joven. Una persona de 20 o 30 años entiende mejor el arte actual que los cuadros del Museo del Prado. Y esto es una realidad que olvidan una y otra vez las instituciones. –Tras tantos años de relación con la ROSS y el Maestranza, ¿le han tratado como merece? –Soy muy realista y creo que me han tratado mejor de lo que merezco. No soy ambicioso y el trabajo de director de orquesta es absorbente para una persona como yo, con tantos intereses. Lo que querría es tener la oportunidad de defender la música del futuro, que es la que se hace hoy. Por ejemplo, un programa que siempre he querido hacer es un vals de Josef Strauss ligado con el Concierto para piano de Schoenberg y la Novena de Schubert. También me encantaría dirigir IlCanto Sospeso de Luigi Nono y música de Janacek. Le diré además que el disco del que me siento más orgulloso es el dedicado a José María Sánchez-Verdú, un compositor fascinante. –¿Cómo conseguir abrir los ojos de programadores y políticos? –En el caso de la Sinfónica de Sevilla el Consejo de Administración debería tener más peso, como en las épocas de los delegados de Cultura Pedro Navarro y JuanCarlos Marset. Yo formo parte del Consejo, en el que se piden cosas como más música española, obras de mujeres compositoras, de creadores andaluces. Pero todo es papel mojado porque nada es vinculante. Reivindico un papel activo de políticos dispuestos a afrontar con brío los asuntos culturales, que las ideas aportadas en contextos como este sirvan para algo. Yque el director artístico y el gerente del teatro sepan que esto, esto y esto otro tienen que cumplirlo, a partir de ahí empezará su libertad para confeccionar la programación. –También mantiene una postura muy crítica al respecto de la enseñanza musical... –Tan crítica como que afirmo que el alumno que cursa estudios superiores de música en Sevilla es que, directamente, o no tiene ambiciones o carece de posibilidades. Aquí el título sólo sirve para buscarse la vida con él. Los profesores de los Conservatorios Superiores de Andalucía constituyen un colectivo lento y ciego a la realidad que impide que la enseñanza musical avance, dando una calidad bajísima. Habría que quitarlos a todos y empezar de cero, como se hizo en Finlandia.

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